La vuelta a Bruselas en 80 cervezas
"La cerveza es una de las principales razones para visitar Bélgica, pero la mayoría de los turistas se marchan sin probar otra cosa que una anodina cerveza industrial".
Esa es la impresión de Joe Stange, un periodista estadounidense afincado en Bruselas que ha decidido rastrear en la capital belga 80 lugares donde degustar o adquirir alguna de las cervezas artesanales que todavía siguen fabricándose en el país. Stange ha contado con la inestimable colaboración de Yvan de Baets, un bruselense apasionado por la cerveza e implicado de manera profesional en su producción.
Ambos han presentado hoy Around Brussels in 80 beers (ed. Cogan & mater, 12,95 euros), una práctica guía en inglés para descubrir algunas direcciones y marcas de cerveza que, de otra manera, quizá pasasen desapercibidas para el gran público. De Baets espera que la obra permita descubrir la variedad de matices que esconde una de las bebidas más populares en Europa. "Desde los años 50 y 60", se queja Baets, "la gran industria agroalimentaria ha domesticado el paladar de los consumidores para acostumbrarlos a grandes cantidades de azúcar. Pero una cerveza es mucho más que alcohol y azúcar".
La prestentación ha tenido lugar en Cantillon, una cervecera bruselense cuyos propietarios aseguran que desde 1900 producen con las mismas recetas sus cervezas de tipo Lambic, Gueuze o Kriek. Lástima que la cita fuera a las once de la mañana.