El modelo de Inditex resiste el golpe
Los frugales europeos le han dado a Inditex una reprimenda. Pero el mayor minorista de moda del mundo no lo está haciendo tan mal como sus poco atractivos números del primer trimestre parecen sugerir. E Inditex ha hecho palanca para mantenerse por delante de sus rivales.
El propietario de la cadena Zara está fuertemente expuesto al atribulado mercado español, que suma un 30% de los ingresos del grupo. El beneficio neto cayó un 16% en los tres meses que finalizaron el 30 de abril -la mayor caída en picado en cinco años-. Esto no debería haber sorprendido. La economía española está en un serio problema, con un desempleo que las previsiones sitúan en el 21% el próximo año.
Inditex parece haber sacrificado el margen comercial para mantener alto el volumen de ventas. Las ventas subyacentes de ropa cayeron bruscamente un 10% en el mercado español de febrero a abril. Y desde mayo, las ventas totales han subido por encima del 9%. La generación de cash permanece fuerte.
La rentabilidad global del grupo en tan difíciles mercados parece validar su inusual modelo de negocio. Un buen sistema de distribución significa que los diseñadores de casa pueden conseguir poner versiones de prendas de lujo en sus propias tiendas en dos semanas. Este mix de novedad y frugalidad es la mejor apuesta ahora que la recesión ha dejado marcados a los consumidores.
Incluso, los gestores podrían hacer más -más recortes de costes y un freno a la apertura de tiendas parece necesario para mantener velocidad-.
Si toma tales iniciativas, Inditex debería salir de esta crisis con su posición de mercado mejorada. El grupo también tiene potencial de crecimiento internacional, particularmente en Asia. Las acciones se negociaban a 17,3 veces las previsiones de ganancias para este año, según datos de Thomson Reuters. Esto parece un sorprendente descuento para el menos robusto modelo de su rival sueco H&M e, incluso, algunos minoristas británicos. Dada la resistencia del modelo de Inditex y la fortaleza de sus gestores, la rebaja parece injustificada.
Rachel Sanderson