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Columna
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China contra China

Si hay algo que China sabe hacer bien es vender a los extranjeros. Así que, ¿por qué no sabe comprar? Chinalco, una empresa minera estatal, ha sido la última en decir adiós a una adquisición al deshacer el acuerdo que ya estaba amarrado por la minera australiana Río Tinto valorado en 19.500 millones de dólares. Incluso mayor que el fracaso de la apuesta de Cnooc por Unocal. æpermil;chale la culpa al enemigo.

Los mercados han hecho fracasar algunas operaciones chinas. Una fuerte alza del precio de la acción de Río ha permitido a la minera explorar otras alternativas. Igualmente, una fuerte caída de la acción agrió la apuesta de Ping An por la belga Fortis o la apuesta del fondo CIC en el caso de Blackstone.

Pero los movimientos de los mercados no son la única explicación. La mala comunicación también ha influido en el fracaso de la operación de Chinalco, al igual que las lanzadas contra Fortis y Blackstone. Si los chinos dejasen de comportarse como nuevos ricos, quizá mejorarían. Como tampoco gusta mucho en Occidente como la mano política de Pekín interfiere en las firmas bajo su control.

Los temores a un complot chino son excesivos, pues después de todo es un país pobre. Por eso, cuanto menos exploten esa visión de nuevos ricos mejor se asegurarán los recursos naturales y la tecnología que necesitan. Además, el Gobierno chino está demasiado empeñado en controlar su crecimiento y partes sensibles de su economía para cambiar radicalmente su acercamiento a los extranjeros.

Pero no todos los intentos chinos han fracasado. Lenovo se quedó con la división de portátiles de IBM en 2005 y la siderúrgica Sinosteel compró la australiana Midwest en 2008. Pero son excepciones. Y hay algo más que da que pensar: según Dealogic, China ha sido el país con más negocios fallido en este año.

John Foley

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