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Tribuna
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La viabilidad del coche eléctrico

Analizando la creciente preocupación sobre la economía y la seguridad de suministro energético, el cambio climático y la contaminación atmosférica, parece evidente, según diferentes expertos, que la transición del transporte rodado urbano hacia la propulsión eléctrica es inevitable. Sin embargo, esto supondrá un importante cambio en la mentalidad no sólo de los consumidores, sino también en la de los modelos de actividad empresarial y, sobre todo, en las tecnologías involucradas, que requerirá un gran esfuerzo en términos de I+D. Las prioridades de investigación, en todos los campos relativos a la consecución de dicha transición, tendrán que encaminarse hacia una estrategia común de acciones conjuntas que involucren tanto a los agentes públicos como a los privados.

El núcleo de la electrificación del transporte por carretera es el vehículo eléctrico (VE) basado en la tracción eléctrica y los módulos y componentes que forman parte de ésta. Los vehículos puramente eléctricos, debido a su condición de emisiones cero, en su punto de uso, y menor potencial de emisiones de gases de efecto invernadero (si se utilizan fuentes renovables) se consideran la opción más limpia y marcarán los hitos del transporte sostenible. Los micro, mild y full hybrid son un punto de entrada favorable en este proceso.

A pesar de todas las ventajas de los VE, éstos no se han introducido todavía porque tienen que hacer frente a varios puntos débiles como la autonomía, el tiempo de carga, el rendimiento global y el alto coste de los sistemas de almacenamiento. Se puede encontrar soluciones para muchos de estos aspectos en el campo de las baterías, de los motores eléctricos y de los dispositivos de comunicación de energía de ambos.

El despegue del VE en el mercado requerirá el aprovisionamiento de la infraestructura soporte y de su integración en un sistema completo de movilidad a gran escala. Dadas las limitaciones de los VE, su integración adaptable a la infraestructura de transporte urbano existente es esencial.

Para la carga es necesaria una infraestructura pública y privada. Parking públicos y privados, áreas de zonas residenciales, de trabajo y comerciales deberán equiparse con estaciones de carga, también de postes de carga en ruta.

A corto y medio plazo, los vehículos híbridos tendrán un mayor desarrollo debido a que su tecnología está ya desarrollada y se ven favorecidos por las actuales políticas públicas, y permiten reducir el consumo y emisiones respecto a los vehículos convencionales. El principal desafío al que se enfrentan en los próximos años es rebajar su coste. Se prevé una fecha de consolidación hacia el 2013.

La evolución de los vehículos eléctricos es similar a la de los híbridos, aunque con una posición menos desarrollada, ofreciendo menos prestaciones y una autonomía más reducida.

El crecimiento del mercado de los vehículos eléctricos está lastrado por el insuficiente nivel tecnológico de las baterías. Se prevé una fecha de consolidación hacia 2020. A largo plazo la utilización de las pilas de combustible proporcionará buenas características medioambientales y de rendimiento energético en los vehículos eléctricos. Podrían tener un desarrollo importante a partir de 2025-2030.

José María López. Subdirector del Insia (Instituto Universitario de Investigación del Automóvil) de la Universidad Politécnica de Madrid

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