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Un campo de minas en el parqué

Nuño Rodrigo - 02/06/2009

El motivo detrás de la subida del 4,08% que marcaron ayer los mercados alemanes? El buen cierre de Wall Street el viernes y los datos de gestores de compras en el sector manufacturero, también en Estados Unidos. Dos argumentos que serían bien válidos si, por ejemplo, el mercado se hubiese desplomado un 7% la semana anterior. Los rebotes técnicos, cazas de gangas y demás funcionan así. Pero no fue así; antes al contrario, los índices están en el punto más alto de una carrera alcista que cumplirá la semana que viene tres meses exactos. El balance es de alzas del orden del 30%.

O bien la teoría de los brotes verdes gana adeptos con una velocidad inversamente proporcional a la verosimilitud de los hechos que la justifican o bien hay un factor no explicado en el mercado. Y, la verdad, suena más verosímil la segunda opción. No porque el género humano carezca de una tendencia a creer cosas sin motivo -o precisamente por esa ausencia de motivos-, sino porque de ahí a jugarse el dinero hay un trecho. Está bien opinar que si las ventas de coches caen menos hay brote verde. Y es cierto que en algún momento la economía dejará de empeorar e, incluso, empezar a mejorar. Pero de ahí a apostar, va un trecho.

La gente no apuesta por fe. Apuesta por ludopatía -véase historia de las finanzas, años 2005 a 2008-, por cálculo o porque sabe más que los demás. O por todo a la vez. La fuerte subida de la Bolsa de Estados Unidos en el último tramo de negociación del viernes en un entorno de volatilidad a la baja escama un poco.

En Serenity Markets apuntan que en los últimos meses ha crecido la operativa de programas automáticos que operan en los últimos momentos de la sesión, y no son los únicos; ayer los rumores apuntaban a que una gran entidad estaba detrás del alza de última hora que, de paso, echó un cable al balance mensual de los mercados. Los datos decían que en últimos cinco minutos de la jornada los futuros mini del S&P 500 subieron el 2,4%, con un volumen equivalente al 19,3% del total del día.

Pero no es necesario, al menos para el inversor estándar, hilar con tanta finura. La subida en vertical de los mercados, que se aceleró hace 15 días, cuando parecía agotada, ha pillado a contrapié a buena parte del mercado y forzado a los operadores a entrar en una carrera por cerrar posiciones cortas. Y eso puede bien explicar la velocidad de determinadas subidas sin necesidad -pero sin excluir- la teoría de la manipulación.

Un poco de cálculo, un poco de cartas marcadas y, por qué no, algo de optimismo económico pueden explicar la subida de la Bolsa. Por eso, a menos que uno sufra de ludopatía bursátil y no le haya servido el jarabe de palo del último año, debería mirar bien dónde pisa estos días.

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