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Columna
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La crisis de Brown

La economía británica y las finanzas públicas están metidas en un lío. Pero en vez de concentrarse en eso, el Parlamento está paralizado por el escándalo de los gastos de los diputados. La popularidad de Gordon Brown está por los suelos. Y ahora Alistair Darling, el Chancellor of the Exchequer, está luchando contra las acusaciones vertidas por el Daily Telegraph sobre cómo cargó a los contribuyentes con sus gastos. Brown no ha tardado en apoyar a su ministro de finanzas diciendo que no cree que haya ninguna prueba en su contra.

Lo obvio sería pensar que esto habrá agravado la crisis de la libra esterlina. Pero no ha sido así. La moneda británica ha subido desde que hace 25 días se destapase el escándalo de los gastos. Un 8% contra el dólar, pero casi nada respecto al euro. El mercado de bonos del Estado también ha aguantado muy bien. El rendimiento de los títulos a diez años ha aumentado 15 puntos básicos. Pero el de los bonos alemanes lo ha hecho en 35 puntos, y los del Tesoro de EE UU en 41. Así que, comparativamente, al Reino Unido no le ha ido mal.

La reacción del mercado no es ilógica. Eso se debe a que la agitación política ha aumentado las opciones tanto de elecciones anticipadas como de una aplastante victoria de los conservadores.

Antes del escándalo se creía que Brown aguantaría hasta el final -es decir, hasta junio de 2010- antes de convocar elecciones generales. Y ése todavía es, sin duda, su deseo. Pero se especula que el liderazgo de Brown será desafiado en su propio partido tras las elecciones europeas y locales de este fin de semana, de las que se espera que el Gobierno salga malparado. Es más, las peticiones del público, de la prensa y de la oposición de elecciones anticipadas son cada vez mayores.

Las opciones de victoria de los conservadores han crecido decisivamente. El principal partido de la oposición se ha visto envuelto en el escándalo tanto o más que los laboristas, pero David Cameron, su líder, ha respondido con más destreza que Brown, lo que ha ampliado el liderazgo de los conservadores en las encuestas de opinión.

Dado que Cameron ha hablado mucho de tomar las riendas del déficit fiscal, una temprana victoria de los conservadores sería la medicina que desean los mercados. Pero los inversores no deberían perder de vista los hechos. No sólo no ha acabado la pantomima política, sino que Cameron tampoco ha dicho cómo equilibraría los presupuestos.

Hugo Dixon

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