¿Un sustituto para el billete verde?
La petición de algunos países, liderados por China, para crear una nueva divisa de reserva internacional que sustituya al dólar ha puesto el liderazgo -actual y futuro- del dólar en el centro del debate internacional. Según el gobernador del banco central de China, el objetivo principal de la reforma del sistema de reservas internacionales debe ser la creación de una nueva divisa que no esté relacionada con países individuales y que pueda permanecer estable a largo plazo, por ejemplo, los derechos especiales de giro (DEG) del FMI, una moneda sintética formada por una cesta de monedas fuertes (euro, yen japonés, libra esterlina y dólar estadounidense).
Cabe destacar que algunos de los países que desean -especialmente China con mucho fervor- la creación de una nueva divisa de reserva global, han tenido un papel principal en el fortalecimiento del dólar durante los últimos años.
Acumulando reservas en divisas a un ritmo de unos 15.000 millones diarios, alcanzando la cifra récord de 2 billones de dólares a final de 2008, la más elevada del mundo, China ha sido el principal comprador de la deuda pública de EE UU y la primera fuente de financiación del déficit fiscal del Gobierno de los EE UU. De hecho, si la hegemonía del dólar como divisa de reservas internacionales puede considerarse como un problema, China ha tenido un papel importante en la creación del mismo.
Ahora la gran pregunta es si otra moneda puede reemplazar al dólar como la principal moneda global de reserva. Existen diferentes motivos que ponen en duda la factibilidad de esta sustitución.
En primer lugar, las autoridades chinas plantean una sustitución gradual del dólar por los DEG. No hay que olvidar que el DEG no es más que un derivado del dólar y otras cuantas monedas fuertes. El DEG está formado por una cesta de monedas fuertes, con una distribución del 44% para el dólar, el 34% para el euro y el 11% para el yen y la libra esterlina. El valor del DEG es un valor artificial ya que está fijado de forma arbitraria por el acuerdo de Bretton-Woods.
Por lo tanto, el DEG no constituye una moneda nueva independiente. Además, ninguno de los principales poderes políticos del FMI (EE UU, UE, Reino Unido y Japón) apoyaría la creación de una nueva moneda independiente de las suyas.
En segundo lugar, cualquier intento de sustitución del dólar por otras monedas por parte de las autoridades chinas significa una venta masiva de sus activos financieros denominados en dólares, que a su vez desencadenaría una fuerte depreciación del dólar en los mercados financieros, o sea, un suicidio haraquiri para los chinos.
En tercer lugar, mientras el dólar sea la moneda dominante en el comercio internacional y la economía de EE UU sea la más grande del mundo, los bancos centrales seguirán manteniendo parte de sus reservas en divisas en dólares. De hecho, aunque parece una ironía, las actuales crisis financieras han fortalecido el dólar ya que el tesoro de EE UU no ha tenido ningún problema para colocar sus últimas emisiones con una tasa de rendimiento cercano al cero.
En cuarto lugar, ninguna de las actuales monedas fuertes y potenciales candidatas a sustituir al dólar como divisa de reserva dispone de un mercado de bonos con el mismo nivel de liquidez que el dólar. Por lo que el mercado de la deuda denominada en dólar seguirá siendo el más líquido en el futuro.
En quinto lugar, si el objetivo de reemplazar al dólar como divisa de reserva internacional es obtener una mayor rentabilidad, dado el actual rendimiento real de la deuda pública denominada en la moneda de las principales economías del mundo, no parece factible una sustitución por lo menos en la actual situación.
Finalmente, no hay que olvidar el factor político en la decisión de elegir una moneda u otra como divisa de reserva internacional. Estados Unidos es el principal socio político, económico y militar de muchos países en Oriente Próximo, Asia y América.
Muchos de estos países seguirán manteniendo una buena parte de sus reservas internacionales en dólares, quizás no por razones económicas sino por motivos políticos.
En resumen, el dólar seguirá con su hegemonía, al menos, en los próximos años. Quizás dentro de 10 o 15 años, el yuan chino se convierta a una alternativa al dólar como divisa de reserva internacional.
Ahmad Rahnema. Profesor de IE Business School (Universidad de Navarra)