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Columna
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Depurando excesos

José Carlos Díez

En el último ciclo expansivo, la economía española consiguió converger con la renta media de la UE pero fue acumulando una serie de desequilibrios que han sido determinantes para explicar el frenazo brusco de los dos últimos años. Nuestros principales desequilibrios eran nuestra dependencia del ahorro externo, que reflejaba el elevado y creciente déficit por cuenta corriente, y la pérdida de competitividad precio, como ponía de manifiesto nuestro diferencial de costes laborales unitarios.

El principal problema de la economía española desde su incorporación al euro fue que nuestra demanda interna crecía por encima de nuestro crecimiento potencial, lo cual generaba tensiones inflacionistas, y muy por encima de la de nuestros socios de la eurozona, por lo que la política monetaria del BCE era extremadamente expansiva para nuestra economía.

Desde 2007, nuestra demanda interna se ha desplomado y ahora en 2009 tiene una dinámica similar a la de nuestros socios, por lo que a continuación se va a analizar cuál es el impacto de este ajuste sobre los desequilibrios acumulados.

El saldo de la balanza por cuenta corriente refleja el diferencial entre el ahorro bruto de una economía y su inversión bruta. El mantra defendía que el principal problema de la economía española es su baja tasa de ahorro, pero la realidad siempre supera a la ficción.

Desde 1997 a 2006, la economía española ha tenido una tasa de ahorro ligeramente superior al promedio de la eurozona y de 2002 a 2006 casi 10 puntos porcentuales de PIB superior a la de EE UU. La principal diferencia era que el resto de países de la OCDE incurría en déficits públicos mientras nosotros teníamos equilibrio presupuestario o superávit, por lo que su tasa de ahorro privada era superior a la nuestra, salvo en el caso estadounidense y británico.

En 2009 y 2010, la Comisión Europea estima que nuestro déficit público estará próximo al 9% y sin embargo nuestra tasa de ahorro seguirá cercana a la de nuestros socios, por lo que el ahorro privado aumentará con fuerza. En medio de una crisis financiera, es necesario reducir tu sobreendeudamiento, por lo que el aumento de la tasa de ahorro privado ayudará a familias y empresas a reducir su stock de deuda, reduciendo nuestra dependencia del ahorro externo y aliviando la restricción de crédito.

Nuestro déficit por cuenta corriente lo explicaba la inversión que alcanzaba niveles asiáticos del 30%. El principal ajuste de la demanda interna se está produciendo en la inversión, especialmente residencial, por lo que en Intermoney esperamos que el déficit por cuenta corriente caiga en 2009 hasta niveles del 4% del PIB y hasta el 2% en 2010, con el permiso de los precios del petróleo.

Los costes laborales unitarios son el resultado del cociente de los salarios dividido por la productividad por ocupado. Cuando uno analiza por separado ambas variables, el diferencial acumulado lo explicaba el bajo crecimiento de nuestra productividad. Entre 1997 y 2001 la productividad en España estuvo prácticamente estancada y entre 2002 y 2006 repuntó ligeramente pero seguía siendo menos de la mitad del crecimiento de la de nuestros socios y cuatro veces inferior de la estadounidense. En 2007, el crecimiento de nuestra productividad fue similar al de la eurozona, pero en 2008 y en 2009 tendremos un diferencial positivo de 6 puntos porcentuales según las previsiones de la Comisión Europea. Teniendo en cuenta que nuestro diferencial de inflación será negativo este año y que los salarios en España crecerán próximos a los de nuestros socios, la economía española recuperará buena parte de la competitividad precio pérdida.

Las crisis de sobreendeudamiento son lentas y difíciles de digerir, por lo que, aunque hay señales de que saldremos de la recesión a finales de este año, la recuperación estará plagada de vicisitudes. En 2010, nuestra economía tendrá que hacer frente a muchos vencimientos de deuda y las dificultades de accesibilidad a los mercados financieros mantendrán elevada la restricción de crédito. No obstante, aunque las recesiones nunca son deseables y menos aún cuando son de esta magnitud, al menos nuestra economía está aprovechando la crisis para depurar sus excesos, lo cual nos permitirá estar en condiciones de engancharnos al ciclo expansivo de la economía mundial cuando éste se produzca. Si se tratase de otra economía podríamos destacar la flexibilidad para absorber perturbaciones, pero en el caso de la economía española supondría contradecir al mantra.

José C. Díez. Economista jefe de Intermoney

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