Bienvenidas las ayudas al alquiler
La legislación fiscal esconde en sus recovecos discriminaciones que casi nunca se justifican y, a veces, ni siquiera se comprenden. Un caso patente es el que sufren aquellos que deciden alquilar una vivienda con opción a compra. Actualmente, quien alquila una casa está exento del pago del IVA; sin embargo, si esa misma persona alquila esa misma casa pero pacta con su arrendador la posibilidad de adquirirla en el futuro, tendrá que abonar al fisco un 16% por IVA. Para colmo, si esa misma persona decide comprar esa misma casa, el IVA aplicado será tan sólo del 7%. Todo un cúmulo de despropósitos.
Aunque la figura de alquiler con opción a compra sufre discriminación desde antaño, hasta ahora era de uso minoritario. Eso ha cambiado con la crisis inmobiliaria y la dificultad de muchos ciudadanos para acceder a una hipoteca. En esta situación, el alquiler con opción a compra -arrendatario y arrendador acuerdan un precio de venta para el futuro-, ha cobrado fuerza y algunas estimaciones consideran que el número de operaciones se ha multiplicado por 14 en sólo un año. Este repentino avance se explica en que satisface las aspiraciones de unos promotores que no pueden dar salida a sus stocks y las de unos inquilinos que no renuncian a ser propietarios. Así, el Gobierno ha decidido rebajar el 16% del IVA del alquiler con opción de compra al 7% de la compra de la vivienda. Poco importa que se pueda interpretar como una cesión ante los promotores. Se trata de una decisión justa que puede contribuir a movilizar un mercado exangüe.
Pero la medida debe valorarse más allá de su efecto coyuntural. España es una rara avis respecto al régimen de alquiler: apenas el 14% del parque de vivienda se destina a esta modalidad, cuando en Alemania supera el 50%. Los sucesivos Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero han anunciado su interés por promocionar el alquiler. No obstante, el fuerte arraigo de la vivienda en propiedad en la sicología española sólo se puede romper con fórmulas que garanticen un ahorro considerable en el alquiler, frente a la cuota de la hipoteca. Y eso no ha sucedido en los últimos años.
Para conseguirlo hay que actuar doblemente: primero, incentivando el alquiler con medidas como esta acertada rebaja del IVA, y, segundo, aminorando los beneficios de que disfruta la compra. La supresión de la deducción del 15% en el IRPF va, pues, en la buena dirección, entre otras cosas porque esta ayuda fiscal ha contribuido a inflar artificialmente los precios por muchos años. Por eso genera preocupación la decisión del Gobierno de dejar en el aire algunos aspectos sobre la decisión de retirar la subvención a la compra. La negociación con la oposición siempre es bien recibida, pero el Gobierno debe resistir a las presiones que le demandan que mantenga esta ayuda anacrónica.