La CE pide a los países que no adopten medidas unilaterales de apoyo a General Motors
La Comisión Europea (CE) advirtió hoy a los Estados miembros de que cualquier apoyo a General Motors (GM) para garantizar la supervivencia de su división europea debe respetar las normas del mercado interior y pidió coordinación entre las distintas medidas nacionales.
En concreto, el ejecutivo de la UE dejó claro que, a la hora de conceder hipotéticas ayudas de Estado al fabricante estadounidense, los países no pueden imponer condiciones sobre la localización de sus plantas o la distribución geográfica de las medidas de reestructuración.
Estas advertencias las hicieron públicas los responsables europeos de Competencia, Neelie Kroes, Industria, Günter Verheugen, y Empleo, Vladimir Spidla, en una declaración conjunta.
Los tres comisarios recalcaron que, pese al objetivo compartido de evitar la pérdida de empleos, las iniciativas de los Gobiernos no deben impedir a las compañías adaptarse a los cambios del mercado, siempre que respeten, eso sí, la legislación laboral aplicable en cada caso.
El gigante estadounidense GM, que se encuentra en una delicadísima situación financiera, al borde de la quiebra, pidió ayuda hace ya meses a los Gobiernos europeos en los que tiene plantas -entre los que figura España- para segregar su filial europea, Opel, y garantizar así su viabilidad.
Hasta ahora, han aparecido dos ofertas para hacerse con Opel, de la italiana Fiat y el fabricante de componentes austríaco-canadiense Magna, aunque podría haber varios inversores interesados más. GM Europa tiene 52.000 trabajadores en Europa, de los que 7.500 están en la factoría de Figueruelas (Zaragoza). La importante presencia del consorcio en la UE obliga a "un enfoque político coherente y coordinado", insistieron los comisarios.
También recordaron que los Estados miembros se comprometieron en marzo a no adoptar ninguna medida sin informar antes a Bruselas y al resto de socios. Además, subrayaron que en ningún caso la concesión de ayudas podrá condicionarse a la localización de las plantas o a la distribución geográfica de las probables medidas de reestructuración.
Hicieron hincapié, en este punto, en la libertad de las empresas para desarrollar su actividad dentro del mercado interior y a adaptar su capacidad de producción a la evolución del mercado, siempre bajo el respeto a la legislación laboral aplicable en cada caso.
Por último, Bruselas reiteró la necesidad de que la industria europea del motor acometa un proceso de reforma estructural para garantizar su competitividad y crear las condiciones para seguir generando empleo.