El sector sanitario de EE UU promete ahorrar 1,5 billones
Representantes de las asociaciones farmacéuticas, hospitalarias, de planes de seguros y médicos, entre otros, se comprometieron ayer con la Administración de Barack Obama a rebajar parte de los incrementos de costes sanitarios previstos para la próxima década. Esta acción voluntaria podría ahorrar dos billones de dólares en una década.
En una carta remitida al presidente, los principales actores de la industria de la sanidad de EE UU, donde no hay un servicio universal estatal, se comprometen a reducir 1,5 puntos porcentuales los incrementos de precios previstos en los próximos 10 años, algo que permitirá ahorros de dos billones de dólares, 1,47 billones de euros) hasta 2019.
Los principales beneficiarios serían tanto el Estado, que sufraga el servicio sanitario privado a los mayores de 65 años (Medicare) y a los pobres (a través del Medicaid y Schipp), las empresas, que proporcionan el seguro a sus empleados (a seis de cada 10 americanos), y las familias que deben correr con los gastos de una sanidad cada vez más cara e ineficiente.
Los representantes del colectivo que se encarga de todos los aspectos del sistema sanitario admitieron, en una reunión mantenida con el presidente, que el crecimiento de los costes, que se han disparado en la última década, no es sostenible. EE UU gasta el 17,6% de su PIB en sanidad y se espera que en 2018 se llegue hasta el 20,3%. Obama reiteró que estos costes son los más altos del mundo y en un país en el que 46 millones de personas de una población total de 300 millones no están aseguradas. El Centro para el Progreso de América estima que en lo que va de recesión, 2,4 millones de personas más han perdido la cobertura sanitaria.
Este grupo de empresarios dijo que recortarán costes sin comprometer la sanidad sino haciéndola más eficiente e informatizando bases de datos, entre otras cosas. Obama no dejó pasar la oportunidad de señalar que muchos de los allí reunidos fueron los que consiguieron tumbar el proyecto de reforma sanitaria lanzado por la Administración Clinton. El presidente explicó que este paso es complementario a la reforma de la sanidad en la que se ha comprometido, para lo que espera contar con menos oposición.
"La reforma no es un lujo que pueda ser pospuesto sino una necesidad que no puede esperar. Es el reconocimiento de que la pareja de ficción, Harry y Louise, que fueron los iconos de quienes se opusieron a los cambios en los noventa, la necesitan desesperadamente en 2009".
El jefe del Ejecutivo ha propuesto un presupuesto para 2010 que contempla un desembolso de 634.000 millones en 10 años como "primer pago" para reformar el sistema sanitario. Esta cantidad se consigue con subidas de impuestos a los contribuyentes más ricos y recortes de gastos del Gobierno. De hecho, el presupuesto va a aumentar impuestos en algunas transacciones financieras para cubrir este coste en su integridad
Mientras tanto, la Oficina del Presupuesto elevó ayer hasta los 1,84 billones de dólares el déficit fiscal previsto para este año.
Refuerzo de las reglas de competencia
En un momento en el que el debate sobre si una entidad financiera es "demasiado grande para caer" sigue abierto, el Departamento de Justicia anunció ayer oficialmente que se van a restaurar líneas de actuación más agresivas en materia de competencia y abuso de posición dominante por parte de empresas, algo que se relajó oficialmente durante la época de George Bush. Christine Varney, la representante de la división de competencia de la Fiscalía General, anunció ayer que se iban a retirar las directivas que sobre este particular había dictado la anterior Administración. Varney lamentó la falta de vigilancia a la hora de aceptar fusiones en un mismo sector.