A ciegas no se puede volar
Lo más grave de la actual crisis es que la industria está ciega. No hay visibilidad sobre qué nos depararán los próximos meses, y lo más inquietante es que nadie se atreve a pronosticar cuándo arrancará la recuperación. La incertidumbre es lo peor para una empresa.
Es una crisis distinta, global. La caída de la demanda ha sido generalizada y no se venden billetes de avión porque no hay demanda. Atravesamos la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y los sectores ligados al consumo, turismo y compañías aéreas se encuentran entre los más afectados.
La llegada de turistas a España descendió en el primer trimestre más del 16%, las perspectivas de los próximos meses no son muy halagüeñas. En ese mismo porcentaje descendieron las pernoctaciones hoteleras hasta marzo, con una caída más acusada en el caso de los turistas españoles, lo que da una idea de la contracción de la demanda interna, y eso a pesar de que los precios han bajado más del 7% en el mes de marzo.
Esta tendencia es especialmente preocupante para el sector aéreo, que transporta más del 75% de los turistas llegados a nuestro país. Ahora se añade la gripe porcina, afortunadamente en vías de solución, pero que supondrá un golpe más al movimiento de turistas. Corremos el peligro añadido de que sus efectos sobre la industria y sectores asociados duren más que la propia enfermedad.
El pasado mes de marzo el número de pasajeros que utilizaron líneas aéreas descendió más del 11% y la ocupación fue del 72%, cinco puntos menos que en marzo de 2008. Los resultados publicados por las compañías aéreas son dramáticos y las previsiones de IATA, que contempla pérdidas de 4.700 millones de dólares en 2009, podrían quedarse cortas; esto significa que en la primera década del siglo, el sector sólo habrá logrado beneficios en el año 2007. Sin duda, éste es un negocio difícil.
De esta crisis, como de otras, la industria aérea saldrá más fuerte y saneada. Si la lógica del mercado actúa, muchos actores se quedarán en el camino, y los que sobrevivan estarán mejor preparados para afrontar el futuro. En momentos de ingresos muy escasos, la situación financiera de las aerolíneas será clave para su supervivencia; una caja sólida permitirá capear el temporal con más garantías.
Las grandes aerolíneas llevan tiempo reduciendo costes y capacidad, no hay otra alternativa ante la crisis, porque siendo vital estimular la generación de ingresos, es muy difícil vender cuando el cliente no quiere o no puede comprar. Si las medidas de contingencia no surten efecto, el trabajo fijo puede verse amenazado. De ahí el tremendo reto al que nos enfrentamos.
La inminente fusión de dos compañías de nueva generación ayudará a poner orden en un mercado doméstico sobreofertado, y permitirá avanzar en la consolidación del sector sin poner en peligro la competencia.
La gravedad de la situación exige de acuerdos entre la Administración, industria y sectores sociales, para reducir costes e incrementar la productividad. Acuerdos que sitúen las tasas de control de tráfico en línea con nuestros competidores europeos; que faciliten a la aviación comercial el uso flexible del espacio aéreo español, y que propicien un marco de actuación competitivo y complementario de los diferentes modos de transporte. Estos son, entre otros, los temas más urgentes, los que pueden aportar un poco de luz en medio de la actual ceguera.
Juan Losa. Presidente de Aceta (Asociación de Compañías Españolas de Transporte Aéreo )