El experto en coches
Existe una traducción al ruso para la expresión cara dura? Oleg Deripaska, el oligarca que recibió ayudas del Kremlin el año pasado, está estudiando entrar en la puja por Opel. La idea es que Gaz, una automovilística rusa casi en quiebra controlada por el magnate, una sus esfuerzos al fabricante de componentes canadiense Magna para comprar la filial europea de General Motors, según fuentes oficiales alemanas. Puede que Deripaska vaya en serio, pero eso no significa necesariamente que el Gobierno alemán deba tener en cuenta la propuesta.
Fijémonos en Gaz. La compañía encabeza la lista de empresas que el Kremlin está intentando mantener a flote. Tiene una deuda de 1.200 millones de dólares -12 veces el Ebitda esperado para este año- dado que los ingresos están disminuyendo rápidamente con la recesión rusa. Y por lo que a Deripaska respeta, su situación tampoco es alentadora. Rusal, el gigante del aluminio que controla, está intentando renegociar 14.000 millones de dólares de deuda. Y ha tenido que desprenderse de otras piezas de su imperio para mantener a raya a los bancos extranjeros.
El fundador de Magna, Frank Stronach, y Deripaska son viejos conocidos. Pero éste tuvo que renunciar a una participación del 20% en Magna al no poder repagar un préstamo de 1.400 millones a un sindicato de bancos encabezado por BNP Paribas.
Pero Magna no sería el único socio en el plan de Opel. Sberbank, la mayor prestamista rusa -y de propiedad estatal-, también participaría en la operación. Es la mayor acreedora de Magna, así que le interesa mucho mantenerle vivo. Espera que Gaz acapare parte de la producción de Opel.
Magna, por su parte, parece un serio pretendiente de Opel. ¿Pero por qué se arriesgarían GM y Berlín a aliarse con un consorcio que incluye a un estrujado oligarca y a su menguante imperio? Moscú no está prestando atención a las ambiciones de Deripaska, ya que cree que tiene suficientes cosas de las que estar pendiente. Berlín, por su parte, necesita un comprador que ofrezca más garantías. Puede que Opel parezca una simple merienda para sus pretendientes, pero las autoridades sólo aceptarán a quien pueda ayudar a mantenerlo todo como estaba.
Pierre Briançon