El desorden afectivo de UBS
La primavera no ha brotado del todo en UBS. El banco suizo ha seguido las cálidas declaraciones de sus rivales sin dejar de considerar que el invierno podría prolongarse.
Las pérdidas netas de 2.000 millones de francos suizos (1.300 millones de euros) del primer trimestre contrasta con los beneficios netos de 2.000 millones de francos suizos de Credit Suisse. El banco ha salido perdiendo con la bonanza del comercio de deuda que aumentó los ingresos de la mayoría de sus rivales. UBS luchó por contener las continuas pérdidas en los ingresos fijos, en las commodities y en las divisas. Por el contrario, Deutsche Bank se embolsó 3.800 millones de euros en ingresos comparables.
El supuesto punto fuerte de UBS, la gestión de patrimonios, aún parece débil. La huida de otros 23.000 millones de francos suizos en depósitos de clientes siguió a los 107.000 millones del año pasado a raíz de que las implacables autoridades impositivas de EE UU continuaron machacando el buen nombre del banco.
Los inversores no pueden hacer mucho dado este lamentable estado de las cosas. UBS está reduciendo intencionadamente el banco de inversiones y pagando por adelantado el precio de la reducción del riesgo. Además, el carácter progresivo de la medida suena más realista que el resto del pack. UBS avisó con más contundencia que sus competidores acerca del probable efecto de la economía en los recursos ligados al crédito, incluso aunque Credit Suisse está más expuesto a los activos de difícil comercialización, como los inmobiliarios, y Deutsche a los debilitados consumidores.
La estrategia de UBS de convertirse en un grupo menos dado al riesgo se concentró en su franquicia doméstica, con lo que la banca privada aún tiene sentido. La retirada de la semana pasada de la legalmente constreñida élite global de la gestión de patrimonios marcó la última ruptura con el convulso pasado del grupo.
Reestructurar el negocio, limpiar la cuenta comercial y enfrentarse a una situación económica en proceso de deterioro es compatible, no obstante, con que el grupo se mantenga durante un tiempo en números rojos. Pero siempre es mejor enfrentarse a la fría realidad que esperar que la primavera se eternice.
Jeffrey Goldfarb