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Descenso

El mercado de derivados de crédito retrocedió un 38% el año pasado

El mercado de derivados de crédito o CDS se contrajo el año pasado en un 38%. Estos instrumentos, que no se negocian en mercados organizados y jugaron un importante papel en la extensión de la crisis financiera, habían crecido un 3.000% desde 2002.

Pese a reducirse un 38%, todavía se negocian en el mercado derivados de crédito o CDS (credit default swaps) sobre un importe nocional de 38,6 billones de dólares. Esto implica que hay contratados seguros contra el impago de 38,6 billones de deuda, cuando hace un año estos seguros cubrían impagos de 62 billones de deuda, según la asociación internacional de swaps y derivados ISDA.

Aunque la función de los CDS es proteger contra el impago de deudas, al tratarse de un instrumento opaco, poco líquido -no se negocia en Bolsas ni mercados organizados- y de difícil valoración, han jugado un papel clave en la gestación y el agravamiento del crac financiero. De hecho, el volumen de este mercado se había multiplicado por 30 desde finales de 2002 hasta finales de 2007. En 2005, Warren Buffett advirtió que estos instrumentos eran 'armas de destrucción masiva'.

De hecho, los problemas de AIG -que ha recibido 150.000 millones de dólares en ayudas públicas, por el momento- vienen de haber vendido protección frente a impagos que no ha podido ejercer cuando han llegado los impagos. Según un memorándum de la compañía, la exposición a CDS de la aseguradora ascendía a 1,6 billones de dólares.

De este modo, la crisis ha forzado una radical contracción de las carteras de CDS, como reconoce la propia asociación del sector. En paralelo, una de las iniciativas que se han planteado a raíz del crac ha sido la previsión de que los CDS se negocien en mercados organizados.

Otra de las consecuencias de la crisis es un cambio en la mecánica de este mercado. Según comunicó la ISDA, las operaciones con CDS respaldadas por garantías colaterales crecieron un 84%. Este tipo de garantías mitigan el riesgo de contrapartida, es decir, el riesgo de contratar un seguro de impago con una entidad que, llegado el caso de impago, no cumpla sus obligaciones.

Paralelamente, también se contrajo el volumen del mercado de derivados sobre renta variable, un 27%, hasta suponer un importe nocional de 8,7 billones de dólares. Por el contrario, los derivados sobre tipos de interés y divisas, los más negociados, crecieron un 34% hasta 465 billones de dólares.

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