El necesario acuerdo en política energética
El Consejo Europeo de Primavera adoptó importantes acuerdos en el sector de la energía, avanzando en la construcción de una Política Energética Común. La energía es un bien estratégico y su disponibilidad resulta esencial para el crecimiento económico. La seguridad en el suministro requiere un equilibrio entre las diversas fuentes de energía.
Mientras se continúa impulsando las tecnologías de las energías renovables, que ya tienen una significativa aportación en el mix energético, los combustibles fósiles, la energía hidráulica y la nuclear siguen desempeñando un papel fundamental a corto y medio plazo. Europa está interesada en diseñar nuevas estrategias, reduciendo su dependencia, mediante políticas que fomenten las fuentes de suministro autóctonas, aumenten la eficiencia y apuesten por la inversión en I+D+i.
La UE tiene que responder a estos retos mediante el establecimiento de una Política Energética Común. El Consejo Europeo acordó, entre otras medidas, desarrollar las infraestructuras e interconexiones energéticas, entre ellas, las interconexiones España-Portugal y España-Francia, con unas aportaciones de 20 y 250 millones de euros respectivamente. El Consejo también propuso fomentar la eficiencia energética, pidiendo a la Comisión la revisión del plan de acción y solicitando al Parlamento Europeo que alcance un acuerdo con el Consejo de Ministros sobre el tercer paquete de la energía.
España participa de la problemática energética de la Unión. Tenemos un importante problema de dependencia, el 80%, frente a la media europea, que está en el 50%. El petróleo supone en nuestro país un 51% del abastecimiento de energía primaria frente al 40% de la UE. A ello se une el menor peso relativo del gas natural, que en España es del 17% del consumo frente al 24% en el conjunto de la Unión.
Otro rasgo que define nuestro modelo es la elevada intensidad energética de la producción, lo que se traduce no sólo en un mayor consumo para producir lo mismo, sino también en la emisión de más contaminación. De cara al futuro, la evolución de nuestro consumo de energía continuará teniendo en el petróleo la energía más utilizada, al gas natural como la fuente con mayor crecimiento, la energía nuclear se mantendrá estable, el carbón sufrirá un acusado descenso y el crecimiento más significativo continuará produciéndose en las energías renovables. Esta perspectiva nos debe llevar a una reflexión sobre el modelo energético hacia el que debemos evolucionar.
El Parlamento debería ser el foro idóneo donde se lleve a cabo esta reflexión en profundidad sobre la estrategia global que ha de diseñar nuestro país en el sector de la energía para los próximos 20 años. Ya existen algunas iniciativas parlamentarias que propugnan medidas y prioridades para el periodo 2010-2030. Un acuerdo con amplio consenso parlamentario y con el respaldo de los agentes del sector despejaría incertidumbres de futuro y sentaría las bases de un nuevo modelo energético no sólo más autosuficiente y competitivo sino además más acorde con los hábitos de ahorro de los ciudadanos y compatible con el desarrollo sostenible.
José Luis Ruiz Navarro. Letrado de las Cortes