Las cajas piden al Gobierno la creación de un fondo para recapitalizar las entidades
El presidente de la patronal de las cajas de ahorro (CECA), Juan Ramón Quintás, aseguró hoy que es necesaria "cuanto antes" la creación de un fondo para recapitalizar las entidades. "Sería muy triste que el sistema que mejor se había preparado para la banca moderna se encontrara en peores condiciones que el de otros países que han ayudado a sus entidades", afirmó Quintás.
Su homólogo de la patronal bancaria (AEB), Miguel Martín, descartó por su parte, durante el XVI Encuentro del Sector Financiero, que vaya a haber "catástrofes" en el sistema financiero español, aunque emplazó al Ejecutivo a que aclare "cuanto antes" las dudas que existen sobre cómo va a ser el plan de reestructuración del sistema.
Por el contrario, Quintás se mostró partidario de que el Gobierno no haga público su plan para evitar que "los medios de comunicación conviertan un riesgo remoto en una posibilidad razonable".
El presidente de la CECA reconoció que habrá entidades que lo pasarán mal y que probablemente alguna necesite ser intervenida y saneada, por lo que defendió que el Gobierno esté preparado.
Quintás aprovechó su intervención para señalar que el sistema financiero español tiene un presente "muy saludable", como demuestra el beneficio después de impuestos no consolidado de las 44 cajas de ahorros durante el primer trimestre, que ascendió a 1.923 millones de euros, el 14,7 por ciento menos que en el mismo periodo de 2008.
Por su parte, Martín consideró que los tres Fondos de Garantía de Depósitos -el de los bancos, el de las cajas y el de las cooperativas de crédito- "han funcionado muy bien siempre" y son "suficientes" para afrontar la crisis actual.
Lamentó, además, que todavía no tiene "noticias" del fondo especial de ayuda a bancos y cajas que previsiblemente está preparando el Gobierno.
Martín aseguró que no hay ningún banco con riesgo de baja solvencia, aunque insistió en que el sector tiene que reestructurarse: "Es un árbol que hay que podar y hay que sanear las raíces".
En este sentido, pidió que ninguna entidad financiera española sea liquidada, sino aprovechada para crear otra "con más potencia y capacidad para crear riqueza y bienestar".
A su juicio, el sistema financiero español "sigue siendo sólido", por lo que, consideró, las aportaciones de capital que se realicen en bancos y cajas deben usarse para fortalecer el sistema en su conjunto y no para salvar entidades de forma individual.
En el escenario internacional, Martín abogó por que las entidades que reciban capital lo devuelvan una vez superada la crisis y pidió que se decida cuanto antes la forma en que los distintos países van a deshacer las medidas que tomen de estímulo fiscal, expansión monetaria y capitalización.
En cuanto a las "recetas" para salir de la crisis ofrecidas por el G-20, Martín se mostró de acuerdo con el Banco de España en que en nuestro país la vía del estímulo fiscal "está prácticamente agotada" y su uso "sólo puede introducir mayor debilidad, desconfianza e incertidumbre".
Asimismo, tanto Martín como Quintás denunciaron, una vez más, la competencia desleal que supone que las entidades financieras españolas tengan que medirse con otras que han recibido dinero público.
Por su parte, el presidente de Caja Granada, Antonio Claret García, escenificó el malestar de las cajas por el "acoso" que están sufriendo estas entidades al haberse cuestionado reiteradamente su modelo desde el estallido de la crisis.
"No sé a quién molestan las cajas ni en qué quieren convertirlas, pero me sorprende que en un país con un gobierno progresista se defienda más mercado y liberalización y menos Estado e implicación", apuntó.
Además, en su opinión, no es necesaria una reforma de la normativa para reducir la presencia pública en las cajas de ahorros, ya que "el problema esencial" de las entidades es la calidad de los activos, y no la presencia de políticos en sus órganos de gobierno.
En el mismo acto, el consejero delegado del BBVA, José Ignacio Goirigolzarri, dijo que las entidades financieras tienen que anticiparse al futuro y prepararse para la gran reconversión que traerá la crisis financiera, para lo que tendrán que reducir el número de oficinas e invertir desde ya en tecnología para mejorar la eficiencia.