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Tribuna
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Pensiones, la reforma necesaria

El Banco de España ha sido capaz de despertar el necesario debate de la reforma del Pacto de Toledo. Hace poco también Inverco nos trasladaba la preocupante noticia de que la pensión que cobrarán los trabajadores que actualmente tienen 30 años será el equivalente a la mitad de su último sueldo.

Además, somos muchos los profesionales actuarios especializados en previsión social que llevamos ya tiempo alertando sobre el incierto futuro del sistema público de pensiones de la Seguridad Social y haciendo hincapié en la necesidad de abrir un debate riguroso, sereno y profundo entre todos los interlocutores públicos y privados que lleve a acometer las reformas necesarias.

La sociedad española en general, y las personas afectadas, también son conscientes del problema. Los últimos datos que aporta el Observatorio de Pensiones Caser ofrecen importantes conclusiones que, sin duda, pueden aportar detalles muy interesantes a ese ejercicio de reflexión.

Quizá, la conclusión más preocupante del estudio sea el alto porcentaje de personas que no ahorran para su jubilación, el 61%. Las causas principales de esta falta de ahorro son tres, los altos niveles de endeudamiento contraídos, considerar que no se tiene la edad adecuada para ello, ya sea por defecto o por exceso, y la confianza depositada en el sistema público de pensiones.

Los ciudadanos consultados por el Observatorio no ahorran porque, literalmente, 'para eso existen las pensiones de jubilación de la Seguridad Social'. Sin embargo, y paradójicamente, la mitad de esas personas que no ahorran y que se escudan en su confianza en el sistema público manifiestan también su convencimiento de que dichas pensiones públicas bajarán o incluso desaparecerán y que, en el caso de llegar a cobrarlas, su cuantía será baja o muy baja, en la línea que apuntaba Inverco.

¿Por qué esta contradicción? Tal vez se trata de un brindis al sol esperando que se obre un inesperado milagro, o quizá esas personas piensen que, a pesar de todo, todavía se está a tiempo de tomar las medidas oportunas que resuelvan ese futuro poco halagüeño.

Asimismo, esta afirmación de los encuestados de Caser centra el debate en otra realidad tan importante como la propia supervivencia del sistema. Quizá no se trata tanto de que se mantengan las pensiones, sino de que éstas garanticen un nivel de vida similar al disfrutado durante la vida laboral activa. Y éste es el quid de la cuestión, tal vez sí se garanticen las pensiones hasta 2025, ¿pero qué cuantía tendrán?, ¿permitirán a los jubilados mantener su calidad de vida? La respuesta es clara, los expertos lo afirmamos, los ciudadanos lo intuyen: no.

Por ello, es necesario, de una vez por todas, tomar el toro de las pensiones por los cuernos y buscar el consenso para reformar en profundidad del sistema de pensiones entendiendo que dicho debate debe centrarse más que en si habrá o no pensiones en 2025, si esas pensiones serán capaces de garantizar una calidad de vida acorde al Estado del bienestar en el que aseguramos vivir. Y esperamos que las últimas declaraciones del gobernador del Banco de España sirvan afrontar el problema sin complejos.

Manuel Álvarez. Director de Particulares de Vida y Pensiones de Caser

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