Piratería, negocio redondo
Por qué un pirata somalí es como un arbitrajista en los mercados financieros? No sólo porque ambos inspiran al público fascinación y, a veces, aversión. Ambos implican el pago de una factura relativamente pequeña por el riesgo asumido.
Evidentemente, existen más diferencias. Hay quien dice que los arbitrajistas hacen más eficientes los mercados, mientras que las piratería sólo es un coste, y peligroso.
Pero los piratas se pueden considerar arbitrajistas geopolíticos. De un lado, un Estado fallido; del otro, países ricos que no quieren o pueden defender sus flotas mercantes, e incluso se muestran a veces raudos para pagar los rescates. Visto así, los piratas funcionan como cobradores de peajes freelance.
Los bucaneros-emprendedores necesitan apoyos: armamento y un Estado donde guardar los barcos secuestrados. Y también una comunidad internacional complaciente. Hasta ahora lo han tenido, ya que cuesta mucho menos pagar el rescate de los pocos barcos secuestrados que protegerlos a todos. Los piratas somalíes, pues, son hombres de negocios. Tienen un sistema de precios, negociadores e incluso portavoces. La mayoría obedecen (por su bien) una regla fundamental: respetar las tripulaciones. Pero los piratas, igual que los especuladores financieros, se pueden volver demasiado ambiciosos y agresivos. Y es lo que parece que les está pasando. EE UU y Francia están empezando a emplear la fuerza. Ahora les toca a los piratas decidir si aceptan las nuevas reglas de explotación.
Por Edwards Hadas