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Columna
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Desequilibrios en EE UU

La caída en EE UU de un 1,1% de la venta minorista en marzo indica que los ciudadanos están llenando sus huchas. La tasa de ahorro fue en febrero del 4,2% y debería experimentar mayores aumentos en marzo y abril a medida que los recortes de impuestos surgen efecto. Algunos desequilibrios económicos están al fin desapareciendo, pero es una lástima que surjan otros nuevos.

EE UU ha sufrido durante varios años dos desequilibrios insostenibles, cuyo ajuste comportaba sufrimiento. El déficit de la balanza de pagos era de 800.000 millones de dólares anuales, un 6% del PIB. La tasa de ahorro de sus ciudadanos era cero, bastante menos que el 8% de las tres décadas anteriores.

Los estadounidenses están ahora sintiendo el dolor, pero al menos han disminuido los desequilibrios. El déficit comercial de febrero fue de 26.000 millones. La tasa de ahorro de ese mes fue del 4,2%, la mitad del 8%. Mejor aún, la caída de las ventas minoristas de marzo y los recortes de impuestos al consumo del paquete de estímulo de Obama debería haber hecho aumentar la tasa de ahorro más allá del 5%. Tan sólo unos meses más a este ritmo, y los desequilibrios gemelos se habrán eliminado, así que se podrá retomar el crecimiento económico, ¿no? Desgraciadamente, no es así. En primer lugar, el suministro de dinero M2 ha aumentado al 15% desde septiembre, así que, cuando se estabilice la economía, la inflación será un problema real. La caída del índice de precios de producción de marzo fue causada por la caída de precio de las energías, que ha rebotado. La deflación no sólo se ha pospuesto, sino que es ahora improbable, de igual manera que cuando la economía toque fondo estará acompañada seguramente de mayores aumentos de los precios.

En segundo lugar, el déficit del presupuesto federal en 2009 puede ascender a 1,8 billones de dólares (un 12% del PIB), dos veces el pico del déficit de la balanza de pagos. Este desajuste también tiene que ser reparado. Y por su naturaleza, la solución requerirá medidas económicamente restrictivas que entorpecerán una sana recuperación.

Los nuevos desequilibrios, pues, se presentan más peligrosos que los antiguos.

Martin Hutchinson

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