Cuba, una apuesta bien orientada
La decisión de Barack Obama de suavizar las restricciones para que los cubanos residentes en Estados Unidos puedan viajar y enviar remesas libremente a Cuba debe interpretarse como un primer paso hacia la normalización de las relaciones entre las dos naciones. Aunque el Gobierno castrista haya criticado la decisión, es obvio que la medida puede abrir el camino de vuelta de los turistas estadounidenses hacia la isla. Y ese día, el medio centenar de hoteles españoles instalados allí les estarán esperando y harán valer su posición y su apuesta. No en vano concentran casi la mitad de las camas ofertadas en el país. Así lo han interpretado, al menos, los inversores que ayer se lanzaron a comprar valores con importantes intereses en Cuba: Sol Meliá subió un 9,5% y NH Hoteles, un 8,4%.
Las cadenas, juiciosamente, se muestran cautas. Algo que tiene sentido, porque la medida atañe hoy sólo al millón y medio de cubanos que residen en EE UU y se desconoce hasta que punto éstos optarán por convertirse en clientes de los hoteles para sus estancias en Cuba. Aunque quien haya viajado a la isla recientemente comprenderá que es una elección muy probable.
Obama también ha anunciado que se facilitarán las comunicaciones entre los dos países, lo que puede incentivar a muchos estadounidenses a visitar Cuba. Legalmente nada se lo impide, y con unas restricciones de gasto que son formales, pero en la práctica parecen difícilmente exigibles. Todo esto abre el camino a un potencial enorme negocio al que son candidatas las empresas españolas que apostaron por la isla frente a las prohibiciones de Washington.
En el sector turístico sostienen que es pronto para plantearse la apertura de más establecimientos. Pero no hay duda de que los ya abiertos cuentan con una posición óptima y se beneficiarán de la falta de oferta estadounidense. Norteamérica -entre Estados Unidos y Canadá- supone el 51% de los turistas que acuden cada año al Caribe y Cuba, que ya está entre las preferencias de los canadienses, puede estar de inmediato en el punto de vista de los adinerados turistas estadounidenses.
El nuevo presidente de Estados Unidos prefiere el diálogo a la confrontación. Ese cambio de estilo en las relaciones internacionales contribuirá al multilateralismo y está abocado a generar una estabilidad que contribuirá al desarrollo económico. Cuando se atraviesa una de las mayores crisis de la historia moderna, esa es una buena noticia. Porque uno de los sectores que más se puede beneficiar de este futuro marco internacional es el turismo, en el que España sí es una potencia mundial.
En el caso de Cuba, quienes más pueden ganar son los cubanos. Si Washington completa sus medidas y pone fin al bloqueo contribuirá a la democracia en la isla, tras un eterno periodo que la ha sumido en una injusta pobreza.