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A fondo

La otra cara del desempleo en EE UU

9,3 millones de personas trabajan, de forma involuntaria, a tiempo parcial.

Para sorpresa de los analistas, las solicitudes de ayudas al desempleo cayeron la primera semana de abril y 20.000 personas menos solicitaron esta prestación, es la primera vez que pasa este año. El dato, sin embargo, no alivia la pesadilla que se vive en un mercado laboral que ya registra un 8,5% de paro, la tasa más alta en un cuarto de siglo.

La situación es fuente de una elevadísima ansiedad y está poniendo en una dura prueba al proverbial optimismo de los estadounidenses. El problema no radica sólo en que se hayan perdido 5,1 millones desde que comenzara la recesión, sino que, además, el número de quienes están infra- empleados crece y esa es una estadística de la que raramente se habla pero revela la crudeza de la situación en toda su amplitud.

En EE UU ya hay 9,3 millones de personas que trabajan a tiempo parcial, pueden ser incluso una o dos horas al día, por motivos económicos, es decir involuntariamente. Es, de lejos, la cifra más alta de la historia contemporánea y habla de un clima de cautela entre un empresariado que como mucho se compromete a horas de trabajo y no a jornadas completas. Hace un año estaban en esta situación 4,9 millones de empleados, algo que habla bien a las claras de lo aceleradamente que se deteriora el mercado.

Si se contabilizaran los parados, los que han tirado la toalla recientemente y quienes trabajan a tiempo parcial, la tasa de paro actual se situaría en el 15,6%, el nivel más alto desde la última vez que se volvió a tabular esta medida alternativa del desempleo en 1994.

Otros años en estas fechas, en los bares de Nueva York se hablaba del March Madness, la final universitaria de baloncesto o el comienzo de la temporada de baseball, ahora se hacen cuentas y hasta se consume menos cerveza. Y es que con este tipo de trabajos es difícil llegar a fin de mes. Además, normalmente, se carece de seguro médico ya que las empresas que ofrecen esta cara prestación social la suelen reservar para sus trabajadores a tiempo completo.

Uno de los consejos que más se ofrecen entre sí los trabajadores es el de hacer una cita inmediatamente para hacerse un chequeo. Prevenir antes de quedarse sin la prestación sanitaria.

La pérdida del seguro médico es una carga típicamente americana que se añade al drama del paro. A diferencia de Europa, en este país no hay sanidad pública a no ser que se sea muy pobre, se tenga más de 65 años o menor y se califique para programas de asistencia estatal. Los seguros son tan caros que resultan imposibles de costear mientras se cobra el paro.

A resultas de esto, las ventas de medicinas están cayendo y se han disparado las de vitaminas, que no requieren receta. Es decir, se va menos al médico y se procura tener una mejor resistencia física ante la enfermedad. Es el momento de cruzar los dedos y rogar porque nadie en la familia tenga una apendicitis que de la puntilla económica al hogar.

Consecuentemente, con el aumento del empleo a tiempo parcial el Departamento de Trabajo ha registrado una caída de horas trabajadas semanalmente. La media es de 33,2 horas en marzo, un 0,1% menos que el mes anterior, y el cómputo más bajo desde que se empezaron a archivar estos datos, 1964.

Esta rebaja incluye los efectos de la práctica de los furloughs, es decir, la rebaja de las horas de trabajo de toda una plantilla para evitar otras medidas más graves como los despidos. Es algo que ha hecho hasta el propio estado de California con sus funcionarios. Esta tendencia de menos horas de trabajo preocupa a los economistas porque la caída de la actividad no anticipa el fin de la destrucción de empleo.

Otras de las estadísticas facilitadas por Trabajo en su último informe, y que también queda oscurecida por el aumento del desempleo, es la duración de este.

B. C, una arquitecta que prefiere no revelar su nombre y cuya firma cerró hace un año su oficina en Nueva York, sigue sin encontrar trabajo. Dice que hace muchas entrevistas pero que en todas las empresas le cuentan que mantienen los procesos de selección para cuando puedan volver a contratar pero no porque lo puedan hacer ahora. Así, tras dar una buena impresión, siempre vuelve de vacío a su casa.

Paro de larga duración

Su caso no es aislado. Hay 3,18 millones de personas que llevan más de 27 semanas en paro (más de medio año), casi dos millones de personas más que desde que empezó la recesión en diciembre de 2007.

En la mayoría de los estados, el seguro de paro dura 26 semanas a no ser que la situación sea económicamente complicada, como es el caso. Quienes perciben el cheque semanal se embolsan un máximo de 405 dólares en Nueva York. En los estados del Midwest, donde los ingresos medios son modestos, el cheque es más reducido y como el resto, no pueden esperar a ver la luz al final de este túnel.

Los analistas, que tras 2001 observaron la lentitud con la que se creaba empleo, creen que el mercado laboral será el último eslabón en la cadena de la recuperación. El jueves el propio asesor económico de Obama, Larry Summers, aseguraba que empezaban a verse algunas señales positivas en la economía pero advertía que el aumento del desempleo seguirá incluso cuando se empiece a crecer.

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