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Columna
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La zona euro no necesita lastres del Este

La eurozona no necesita añadir nuevos miembros que están en peligro de default en el mismo momento en que está tratando de mantenerse unida. Por ello debería rechazar la idea de una rápida eurización de algunos países de Europa del Este, una propuesta filtrada de un memorándum del Fondo Monetario Internacional.

La reunión de los ministros de Finanzas europeos del fin de semana pasado sirvió para ilustrar el problema. Siguiendo la recomendación de la Comisión Europea, los ministros establecieron una fecha límite para que Grecia, Irlanda, Francia y España restablezcan sus déficits presupuestarios por debajo del 3% del PIB, umbral establecido por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

Irlanda y Grecia están particularmente preocupadas. El Gobierno irlandés espera que el déficit caiga por debajo del 10% del PIB este año, pero no tiene en cuenta los posibles pagos asociados al apoyo a la industria bancaria. El déficit griego se espera que se sitúe ahora en un mucho más manejable 4% del PIB, pero los griegos han mostrado pocos signos de disciplina presupuestaria durante muchos años y la deuda pública está por encima del 100% del PIB.

Los inversores están preocupados. Los spreads de los bonos soberanos de ambos países sobre el bono alemán ha decrecido algo desde su máximo de febrero pero superan todavía los 200 puntos básicos. Las autoridades de la UE insisten en que un posible default por parte de un miembro de la zona euro no está contemplado. Pero cuesta creer que el BCE no tenga un plan B, por si acaso.

Jean-Claude Trichet, el presidente del BCE, dice que la ilimitada refinanciación de los bancos irlandeses ya asciende a una ayuda 'considerable'. Los irlandeses están determinados a poner sus finanzas en orden. Pero Grecia es otro caso, y si la recesión empeora o la deflación se instala, los problemas podrían surgir en otros países altamente endeudados.

Este plan no debería incluir el que se añadan más problemáticos países a la zona euro, o incluso a alguna suerte de sombra de la zona euro. Aquellos países que puedan beneficiarse de una moneda fuerte como el euro deberían unirse a la vía normal.

Cualquier esfuerzo para acelerar la adhesión podría exacerbar las tensiones dentro de la UE entre países que están en una senda de convergencia amplia y los otros. Podría también prevenir a los nuevos miembros de ajustar sus tipos de cambio a paridades más realistas.

Debilitar la zona euro en el nombre del bien común para ayudar a Europa del Este es una idea autodestructiva.

Por Pierre Briançon

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