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Columna
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Luces y sombras

Estamos en los prolegómenos de grandes cambios estructurales en las bases que sustentan la economía y el sistema financiero internacional. No hay dos sin tres y la próxima cumbre internacional indicará el rumbo a seguir en 2010, año de la presunta recuperación. No será hasta 2010 cuando veamos si el efecto de los repetidos paquetes de rescate revitaliza la economía a largo plazo para evitar una recesión más larga conducente al estancamiento económico o depresión.

El gran ganador de las dos primeras crisis es el Fondo Monetario Internacional, que triplica sus recursos. Los grandes perdedores son los paraísos fiscales. Una de cal y una de arena para los altermundistas que esperaban una reforma profunda de las instituciones de Bretton Woods. Pero no es un mal comienzo en tiempos difíciles que se antojaban faltos de creatividad y liderazgo.

Una reforma financiera a 20 es mejor que una reforma financiera a siete u ocho. Parece que como comunidad global avanzamos lentamente hacia la inclusión del mundo emergente en los órganos de decisión. Mas no deberíamos conformarnos con una lenta reforma financiera. No debemos olvidar otros problemas pendientes y candentes que parecen alejados del radar de los mandatarios reunidos en Londres. La reforma del comercio, la inversión en agricultura, el control demográfico, los acuerdos que limiten el tráfico de armas, o un incremento y mejor gasto de la ayuda al desarrollo en proporcionar educación y sanidad a aquéllos que viven por debajo del umbral de pobreza son temas profundamente importantes para el futuro de la humanidad.

Mirar sólo la reforma financiera es sinónimo a adoptar un modus operandi cortoplacista. La labor del que tiene previsto vivir en el planeta hasta 2050 debe ser exigente con su clase dirigente. Los tiempos que corren decidirán si el capitalismo decide apartar a los piratas del capitalismo sin corazón para entrar de una vez por todas en la nueva era de la sostenibilidad. Perpetuar el cortoplacismo financiero y la falta de responsabilidad inversora y de estándares éticos en nuestras políticas corporativas tendrá consecuencias negativas para esta humanidad renqueante de comienzos de siglo XX.

Miramos continuamente las plazas bursátiles para ver cómo reacciona el mercado. Nos olvidamos de las tendencias de educación y salud en numerosos países del África subsahariana donde habita el futuro del planeta. En una mayoría de estos países más de la mitad de la población tiene menos de 18 años. Son el futuro. Es importante que crezcan sanos y educados, fuertes y preparados para afrontar una nueva etapa llena de retos en la que el capitalismo debe abrazar al mundo pobre.

Las de Washington y Londres fueron cumbres de continuismo y no ruptura. Hay una tercera solución: la alternativa. Hay soluciones alternativas a los problemas de hoy que no siguen ni persiguen destruir, sino construir sobre bases fuertes y renovadas. Las de Washington y Londres fueron cumbres que ponen parches a las grietas de un capitalismo que perdió su identidad.

No olvidemos que la crisis actual no sólo es económica o financiera, es también geopolítica. Con la falta de consensos en el seno de la UE la relación EE UU-China adquiere una relevancia notoria. Al mundo le queda mucho camino por recorrer para ser verdaderamente multilateral. Mientras que la UE no sea capaz de cohesionar su agenda de política exterior seguiremos faltos de un protagonismo caduco y viviremos a merced del parecer del gigante americano, que perpetúa un liderazgo lejos de la estatura política que ejemplificó en los tiempos de Roosevelt y Marshall. En sus comienzos es Obama más Roosevelt que Truman. No pierdan de vista la palabra proteccionismo. Mientras no se demuestre lo contrario el patrón de la actual crisis replica la acontecida en los años 1930 que fueron y no deberían volver a ser.

Jaime Pozuelo-Monfort . Autor del libro 'The Monfort Plan' http://TheMonfortPlan.com

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