La crisis lleva a Telefónica y Vodafone a compartir su red de móvil en Europa
El efecto de la crisis y la necesidad de ahorrar costes han llevado a Telefónica a tomar la mano tendida desde hace tiempo por Vodafone. Las dos compañías han firmado un acuerdo histórico por tamaño para compartir redes de móvil en Europa.
Vodafone es la operadora que con más claridad y anticipación ha visto la necesidad de compartir las redes en la parte del despliegue que no aporta valor añadido ni compromete la estrategia competitiva de la compañía. Y lo ha llevado a la práctica en todas las tecnologías.
El líder mundial del móvil tiene acuerdos en telefonía celular con Orange en Reino Unido y en España, y ha sido pionera en llevarlos además al fijo en las redes de alta velocidad, con un pacto con Deutsche Telekom en Alemania.
También ha tenido escarceos con Telefónica, con la que mantiene acuerdos de menor envergadura en telefonía móvil en Alemania y España. Pero Vodafone quería más y sobre todo en un mercado clave para ella: Reino Unido.
Telefónica se lo ha pensado, hasta que la crisis y la necesidad de forzar el ahorro de costes al máximo han convencido a la española de las bondades de apoyar los acuerdos de compartición. 'La situación económica actual ha sido un catalizador para el entendimiento', reconoció ayer el director general de Telefónica Europa, Matthew Key, en una conferencia telefónica con periodistas.
Y lo ha impulsado hasta el mayor pacto que se ha firmado hasta ahora en Europa en este campo, porque engloba a las dos mayores operadoras del continente -las número tres y cuatro del mundo- y porque cubre todos los territorios europeos donde ambas tienen presencia. Sólo se queda fuera la República Checa, porque las negociaciones no han terminado.
Vodafone y Telefónica han unido sus destinos en un acuerdo a largo plazo para compartir determinados activos de la red de móvil en Reino Unido, España, Alemania e Irlanda. Las dos compañías tienen claro que el ahorro será importante, pero ninguna sabe muy bien cuánto. Lo cifran en 'cerca de cientos de millones en los próximos diez años', pero nadie se arriesga a prometer oficialmente si estarán más cerca de 200 millones o de 1.000 millones. Eso sí, 2009 será todavía pronto para que se materialicen demasiados, así que para ver efectos más profundos habrá que esperar a 2010.
Las compañías compartirán emplazamientos y equipos, incluidos los mástiles y la electricidad, pero mantendrán sus propios equipos de radio y sus proveedores. También se está negociando compartir los radioenlaces. Las redes abiertas serán tanto las de segunda generación como las de tercera y los nuevos despliegues que se vayan a acometer para dar respuesta al crecimiento de la demanda que se espera con el acceso móvil a internet.
La compartición más intensa será en Reino Unido. El pacto es de menor calado en el resto de los países.
El miedo al rival deja paso a la eficiencia
Las operadoras han considerado hasta ahora que la red, ya fuera fija o móvil, era su mayor activo, a proteger de la cercanía de cualquiera de sus rivales. Pero sobre todo en telefonía móvil este concepto ha ido cambiado, a medida que las telecos han desplegado sus redes y se han dado cuenta de que todas tienen un desarrollo y una capacidad parecida.La crisis económica y la necesidad de ahorrar han hecho el resto. Las operadoras se reservan la gestión del tráfico en sus infraestructuras y la independencia para hacer políticas comerciales y fijar precios, pero la parte pasiva de la red, la obra civil, se comparte. Con menos costes, las compañías pueden instalar más emplazamientos, lo que aumenta la capacidad y la extensión de la red. Esto es clave con la llegada de los servicios de internet móvil, que consumen mucho ancho de banda y requieren una gran capilaridad. Y más en un país como España, con grandes problemas por parte de los ayuntamientos para instalar antenas.La Comisión Europea tendrá que analizar el acuerdo entre Vodafone y Telefónica sólo si usan una fórmula de unión que requiera el visto bueno comunitario. Si no, lo más natural es que sean los reguladores de cada país los que decidan si el acuerdo perjudica a la competencia. Pero no parece que vaya a haber problemas, ya que la Comisión Europea ve con buenos ojos e incluso anima a este tipo de pactos.
Pactos múltiples
El acuerdo anunciado entre Vodafone y Telefónica ni es exclusivo ni se impone a cualquier otro que ya tuvieran firmadas las partes (los de Vodafone con Orange). La idea es que las telecos han llegado a la conclusión de que necesitan ahorrar costes en red y lo llevarán al máximo que puedan.