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A Fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Bernanke abre la barra libre de liquidez

Ben Helicóptero Bernanke. Aunque la cita originaria pertenece en realidad a Milton Friedman, un monetarista a ultranza, el actual presidente de la Reserva Federal no ha podido desprenderse del célebre apodo desde que, en un premonitorio discurso que dio en Washington en noviembre de 2002, se mostró favorable a subirse a un helicóptero y empezar a lanzar billetes si eso era necesario para mantener la economía en funcionamiento. Hoy, el máximo responsable de la política monetaria estadounidense no ha tenido más remedio que montarse en el helicóptero y abrir una suerte de barra libre de liquidez para reflotar el sistema. La Fed anunció el jueves un desembolso extraordinario de 1,15 billones de dólares para la compra de deuda pública y privada ya presente en el mercado. El objetivo es un invocar un maná monetario: dinero lloviendo del cielo para que consumidores y empresas se lo gasten.

"Es la primera medida verdadera contra la recesión", valora Robert Tornabell, profesor de la escuela de negocios Esade. Y para llevar a cabo este audaz plan, la Reserva tendrá que imprimir dinero. "Estos billetes procedentes del banco central, una vez en manos de los bancos se pueden multiplicar por cuatro o por cinco si se tiene en cuenta lo que les cuesta conseguir ese dinero y lo que pueden lograr prestándolo luego. La inyección de liquidez propuesta por la Fed es algo nunca visto en la historia", explica Tornabell.

El banco central americano actuará en tres líneas. En primer lugar amplía en 750.000 millones el dinero para comprar los llamados Mortgage-Backed Securities (MBS), bonos respaldados por hipotecas. La Fed ya había aprobado antes 500.000 millones para este fin, con lo que el montante en ese apartado suma 1,25 billones. Durante la euforia inmobiliaria, los MBS eran uno de los productos estrella. El alambicado entretejido de préstamos de calidad y préstamos de dudosa condición los hacía al mismo tiempo seguros y muy rentables. Derretida la burbuja inmobiliaria y con los hipotecados en crisis, los sacos de oro se han convertido en pesadas alforjas de piedra que ahora la Fed se afana en retirar del sistema. En una senda parecida, la autoridad monetaria duplica y pasa de 100.000 a 200.000 millones el dinero para adquirir bonos emitidos por las agencias hipotecarias semiestatales Freddie Mac, Fannie Mae y Ginnie Mae.

Por último y en una acción que el propio Bernanke ya defendió en el discurso donde se ganó el sobrenombre de Helicóptero, la Reserva empleará 300.000 millones para adquirir deuda estatal (Treasuries) a largo plazo. El interés del largo plazo está formado por la expectativa futura de tipos de interés a corto más una prima temporal. Con esta operación no sólo se transmite al mercado la señal de que los tipos permanecerán en un nivel bajo durante mucho tiempo, sino que además se pone dinero directamente en el bolsillo de los consumidores. ¿Por qué? Porque en EE UU el interés que grava los préstamos a largo plazo está vinculado al de los tipos también de largo plazo.

Los críticos ya alertan de que esa enorme masa de liquidez, casi equivalente al PIB de España, puede generar a futuro un tsunami inflacionario. Hace muchos años que Bernanke tiene claro, sin embargo, que si hay algo verdaderamente destructivo para el tejido económico, eso es la deflación, la depresión generalizada de los precios de los activos. El presidente de la Fed, una autoridad académica en deflación, se ha propuesto que eso no sucederá en su reino.

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