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Columna
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El rally de la Bolsa no parece real

He aquí un pequeño concurso de preguntas sobre los mercados de valores. Los precios reflejan: a) la mejor estimación disponible de valores presentes con descuento de futuros cash flows; b) el equilibrio entre el temor y la codicia de los inversores; c) la confusión. En la teoría financiera, la opción 'a' es la correcta. En realidad, es habitualmente mejor apostar por la 'b'. Para el más reciente rally de la Bolsa, la 'c' parece el mejor análisis.

La mayoría de los grandes mercados bursátiles mundiales aumentaron un 10% en poco más de una semana. Esto no puede dejarse de lado. En el análisis temor-codicia, se sugiere un poquito menos de temor -en verdad la codicia todavía parece una posibilidad distante-. Los magníficos anuncios de varios bancos en el sentido de que no esperaban un hundimiento fueron bastante para cambiar la disposición del inversor, y pasar del pánico total a algo más parecido al pánico controlado.

Las noticias no son del todo malas: el sentimiento económico en EE UU y Alemania está mejorando en algunos sondeos, el índice de construcción de viviendas en EE UU se mantuvo estable a pesar de la recesión, las ventas minoristas en EE UU y la eurozona fueron más altas. La caída libre en el crédito y la actividad económica que siguió al colapso de Lehman Brothers parece haber acabado.

Pero el balance de pruebas sugiere que la rápida caída ha sido seguida por una caída más lenta. Los préstamos están todavía débiles, la extensión del crédito está moviéndose en la dirección equivocada y el aumento del desempleo está empezando a hacer mella en el consumo. Y otra reacción tóxica es posible cuando el continuo estrechamiento del crédito interactúe con la profunda recesión y la agresiva política monetaria y fiscal.

Hemos estado aquí antes. A finales del pasado noviembre, los mercados de valores empezaron a comportarse como si la crisis estuviera casi terminada. Entonces los índices aumentaron hasta un 25% en siete semanas, antes de volver a caer a nuevos mínimos. Fueron demasiadas malas noticias procedentes de los fabricantes de automóviles, los bancos y el este de Europa.

La nueva oleada de gasto público podría pronto dar la vuelta a las cosas definitivamente. La mayoría de los analistas esperan eso. Pero durante todo el año pasado, los expertos han estado rebajando las expectativas vigentes, mientras anticipaban una recuperación en los siguientes seis o nueve meses. Parece demasiado optimista confiar en tales previsiones ahora. Más bien, parece que el mercado se ha adelantado a las noticias.

Por Edward Hadas

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