Hay hambre de optimismo
Cuando al empezar esta semana el presidente del BCE dijo que 'la recuperación puede estar cercana' a la nómina de expertos se le pusieron los ojos como platos de incredulidad. Jean-Claude Trichet señalaba la caída de los precios del petróleo y de los alimentos como indicios de una mejora económica global, a la vez que hacía un llamamiento a la confianza. La afirmación del francés cuya repercusión fue un reflejo del hambre de optimismo existente, tenía triple valor. Primero, porque se supone que el primer banquero de Europa es una persona bien informada; segundo, por la extrañeza de tal afirmación en un campo plagado de pesimismo, y, tercero, porque pocas horas antes su homólogo en el Banco Mundial, Robert Zoellick, acababa de vaticinar la peor caída del comercio internacional en 80 años.
Eso, a priori, porque a posteriori al presidente del Eurogrupo le faltó tiempo para poner en solfa las afirmaciones de su tocayo con un demoledor 'no vemos ni un solo indicio positivo'. Jean-Claude Juncker, lapidario, decía eso tras conocer la opinión de los ministros de Economía y de Finanzas de la zona euro.
Trichet moduló luego su mensaje para hablar de una 'recuperación gradual a lo largo de 2010', pero ¿será cierto, como aseguró, que los inversores y agentes del mercado subestiman el impulso a la economía que podría provenir también de los paquetes de acicate fiscal y de las decisiones en política monetaria?
Aunque la experiencia tiende a adobar el pesimismo, tras esta semana de rebote bursátil a más de un operador le empiezan a brillar los ojos. ¿Serán lágrimas? Los más conspicuos mantienen que aún queda para tocar suelo, que es como decir para tomar impulso.
Si de algo no hay duda es de que de esta también saldremos. La potencia y flexibilidad de la economía de EE UU se va a notar antes de lo que muchos esperan, y eso hará revivir a los países más exportadores, con Alemania a la cabeza. España, entretanto, seguirá intentando cambiar de modelo económico.
Sí, saldremos también de esta. La cuestión es cómo. Por lo pronto, una gran mayoría de españoles adultos están aprendiendo qué es una economía en recesión, algo que nunca habían conocido. Y esa es una buena cura... También para los palmeros. Pero nadie dude de que van a ser necesarias medidas más dolorosas, y que cuanto antes se tomen antes servirán. Mejor que todos nos vayamos haciendo a la idea.
Juan José Morodo. Subdirector de Cinco Días