Bruselas inicia con Dexia la batalla contra las ayudas al sector
La CE exige una reestructuración profunda a cambio de los subsidiosLa Comisión Europea dio el viernes por finalizada la tregua en la aplicación de las normas comunitarias sobre ayudas de estado al sector bancario. El endurecimiento del control comunitario llega seis meses después del colapso de Lehman Brothers, que se cumplen el próximo lunes.
La comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes, anunció la apertura de una investigación en profundidad sobre los 6.400 millones de euros que ha recibido Dexia de los Gobiernos de Bélgica, Francia y Luxemburgo, así como sobre la garantía pública de hasta 150.000 millones de euros que permite a esa entidad obtener financiación en los mercados.
El expediente contra el grupo de banca y seguros Dexia es el primero que se abre desde que a finales del año pasado la CE comenzó a dar su apresurada luz verde a los planes de recapitalización y rescate de varias entidades europeas.
Bruselas concedió sus autorizaciones por un plazo de seis meses. Y supeditó cualquier prórroga a la presentación de un plan de reestructuración o liquidación de las entidades ayudadas.
El plan relativo a Dexia ha sido el primero en toparse con las objeciones de la Comisión. Tras un examen preliminar, Bruselas alberga 'dudas sobre la viabilidad del modelo de negocio propuesto, sobre si la contribución de Dexia a los costes de la reestructuración es suficiente y sobre las medias compensatorias para eliminar las distorsiones a la competencia derivadas de las ayuda'.
Kroes ni siquiera parece mostrarse más clemente por el hecho de que Dexia sea una entidad especializada en préstamos a las autoridades locales de Francia y Bélgica. 'Todos los bancos tienen algo especial', señaló el departamento de Kroes. Y añadió que 'sea un banco, un fabricante de coches o una naviera, las normas sobre reestructuración son las mismas'.
Bruselas sólo acepta sin más verificaciones el aval público de 16.900 millones de dólares que Bélgica y Francia han dadlo a la entidad para que pueda vender su filial estadounidense, cargada de activos tóxicos sin apenas valor en la actualidad. El visto bueno al resto de ayudas podría requerir un serio adelgazamiento de la compañía o, incluso, su absorción por otra entidad.