Poner a trabajar la imaginación
Si el sector de la construcción residencial hace aguas, el de materiales para la construcción está con el agua al cuello. Los efectos colaterales de la crisis inmobiliaria se están cebando con intensidad sobre una actividad altamente atomizada, un sector formado por 5.000 empresas, muchas de ellas pymes. La razón está en que los pedidos han caído en picado, a la mitad en pocos meses, pero también en que aquellos que se hacen presentan escasas garantías de pago. Según la patronal de estas empresas, Cepco, el plazo medio con el que los proveedores están cobrando está entre 233 y 250 días. Y el panorama se oscurece más con la sequía del crédito y la falta de cobertura por las aseguradores de riesgo.
En el País Vasco han encontrado una solución parcial que la patronal quiere hacer extensiva al resto de España. Se trata de que en las obras de carácter público la Administración, cuyo plazo medio de pago es de 144 días, abone directamente los productos a los suministradores, saltándose así el trámite de que el dinero pase por manos de la constructora. Es una solución ciertamente heterodoxa, que rechazan las constructoras y, cuando menos, exigiría algún cambio en la Ley de Contratos del Estado. Sin embargo, arrumbar los apriorismos y poner a funcionar la imaginación puede ser la solución de muchos problemas.