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Columna
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Los 'bonus' no son una grosería

Los bonus son malos, ¿no? Entonces es mejor pagar a los banqueros salarios más generosos. Este es el razonamiento de las últimas reformas propuestas por la Financial Services Authority del Reino Unido (FSA). Parece estar influenciando a UBS, que está subiendo los salarios después de haber recortado los bonus.

Bonus no debería considerarse algo innoble. En una organización que funcione correctamente, las bonificaciones al sueldo cumplen dos funciones. En primer lugar, funcionan como incentivos, motivando y recompensando el alto rendimiento de los trabajadores. Y en segundo lugar, actúan como una especie de participación en los beneficios de la compañía, aportando flexibilidad al coste base del salario. En los malos tiempos, como los actuales, los costes de compensación totales pueden ser recortados.

Está claro que el sistema de bonificación no ha funcionado bien. Los bonus han caído, pero los bancos fallidos -o en proceso- como Lehman Brothers y Merrill Lynch han continuado pagando a su personal grandes primas.

El FSA ha reaccionado a estos escándalos argumentando que 'el salario fijo debería suponer una proporción suficientemente alta de la remuneración total como para permitir un plan de bonus flexible'. Pero éste es precisamente el mal tipo de reforma. Estimular a las compañías para que suban los salarios base también hará que sus costes base sean más inflexibles y menos capaces de soportar futuros descensos.

El regulador debería concentrarse en ligar los bonus a un rendimiento y unos beneficios genuinos, cosa que, a decir verdad, también está haciendo. Por ejemplo, dice que el rendimiento se debería juzgar sobre varios años, que dos tercios de las primas deberían pagarse a plazos y que los planes de incentivos a largo plazo deberían ajustarse a los riesgos.

Mejor dejar claro a las compañías que los bonus son los bonus. Esto significa que, en un muy mal año, la mayoría de empleados no deberían obtener nada.

Hugo Dixon

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