Bruselas se compromete a no permitir la quiebra de ningún socio de la zona euro
Los países de la zona euro que afronten dificultades financieras insuperables no tendrán que acudir al Fondo Monetario Internacional porque recibirán ayuda del resto de socios de la Unión Económica y Monetaria. Así de tajante se mostró ayer el comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, en declaraciones que, según fuentes comunitarias, intentan frenar los ataques especulativos que amenazan a varios países de la zona euro.
Almunia se negó a concretar los mecanismos de ayuda que se podrían establecer. Y tampoco quiso especular sobre los posibles beneficiarios.
Pero durante un debate organizado por el instituto de estudios European Policy Centre, el comisario señaló que si alguno de los 16 socios se encuentra al borde de la quiebra 'estamos preparados intelectual, política y económicamente para acudir en su ayuda'. Y durante una intervención posterior en un acto organizado por el Partido Socialista Europeo, Almunia reconoció su preocupación por 'el creciente coste de la deuda pública' de algunos socios y mencionó 'Irlanda y Grecia'.
Bruselas insiste, de todos modos, en que la hipótesis de un rescate dentro de la zona euro es todavía 'muy remota'. Pero el organismo comunitario ha preferido dejar claro a los mercados que el club no dejará desprotegido a ninguno de sus socios.
La aclaración resulta significativa porque el Tratado de Maastricht, base legal de la unión monetaria, prohíbe expresamente el rescate de los socios en dificultades. Ese desamparo contrasta con los países de la UE que no han adoptado el euro y que pueden recibir ayudas de Bruselas para equilibrar su balanza de pagos como ya ha ocurrido en el caso de Hungría y Letonia.
Aún así, varios países del Este parecen interesados en acelerar su ingreso en la unión monetaria y reclaman una relajación de los criterios de Maastricht (de estabilidad presupuestaria y de tipos de cambio) para poder adoptar la moneda única lo antes posible.
La Comisión señaló ayer que 'no es el momento de cambiar las reglas', aunque se mostró dispuesta a reducir el periodo de pertenencia al Sistema Monetario Europeo II que se exige a las divisas aspirantes al euro.