El líder se vuelve cada día más femenino
La diversidad aparece como una de las herramientas necesarias para enriquecer la dirección de las empresas.
Necesitamos planteamientos inteligentes para salir de la crisis, da igual que sean de hombres o de mujeres', afirma Rosa Esteva, socia fundadora de Grupo Tragaluz. En una reunión con tres mujeres empresarias (la propia Esteva; Carmen Mur, directora general de Manpower, y Nuria Vilanova, fundadora de Inforpress) y una académica (Eugenia Bieto, profesora y subdirectora de Esade), planteada para valorar la situación de la mujer en las empresas, cabría esperar mayor entusiasmo a la hora de defender la capacidad de las empresarias, pero no, las recetas que proponen nada tienen que ver con que la persona que las ejecuta sea hombre o mujer.
'No es momento de llorar, hay que estar más fuertes todavía e intentar abordar los proyectos con más medios que nunca', explica Esteva. 'No es momento de parar la máquina, siempre he dicho que el éxito atrae al éxito y la miseria a la miseria', puntualiza Carmen Mur. Vilanova es la única que se aventura a encontrar un rasgo propio de la mujer que podría contribuir a salir más deprisa de la crisis: 'Estamos empezando a oír demasiadas veces lo mismo, hay que cortar ese discurso y oír cosas nuevas, y esa capacidad, la de ser capaz de cambiar el discurso en un momento dado, sí que es más femenina', sostiene. 'Necesitamos recuperar la coherencia y el sentido común, que se perdieron en el origen de esta crisis; ya se veía que no se podían construir tantas casas, sencillamente, porque no había gente que pudiera comprarlas', apunta Esteva.
Aunque las participantes de la reunión insisten en valorar a los profesionales por su capacidad y no por su género, reconocen que hombres y mujeres tienen estilos de dirección y de liderazgo diferentes. Eugenia Bieto es profesora de Política de Empresa, subdirectora general de Esade y directora del Instituto de Iniciativa Emprendedora. Cuenta que cuando empezó a estudiar en la escuela de negocios, en 1968, era la única mujer de su promoción. 'He estado trabajando toda mi vida en ambientes masculinos y he visto que un grupo de trabajo compuesto mayoritariamente por hombres y otro por mujeres tienen dinámicas de funcionamiento completamente diferentes'. A su juicio, 'y a riesgo de que pueda parecer un tópico', en los masculinos hay más agresividad y menos inteligencia emocional. 'La mujer tiene siempre más intención de mediar, de llegar a un acuerdo; si lo analizamos a fondo, las habilidades que se necesitan hoy para dirigir son más femeninas'. Vilanova apunta que cada vez se ven estilos de liderazgo más femeninos, independientemente de que sea una mujer o un hombre quien los ejerza. En ese sentido, Juan Carlos Cubeiro, director de la consultora Eurotalent, sostiene que el presidente de EE UU, Barack Obama, tiene un estilo de liderazgo 'dionisiaco femenino', así que no hace falta ser una mujer para tener rasgos de dirección femeninos, como la citada inteligencia emocional.
'Un grupo masculino y uno femenino tienen dinámicas de funcionamiento diferentes', dice Bieto
'Yo creo que lo ideal es encontrar un equilibrio en los equipos', sostiene Esteva, 'por mi experiencia, la mujer tiende a ver muchísimos detalles que a un hombre se le pasan por alto y el hombre tiende a estar más pendiente de la cuenta de resultados, y lo cierto es que los dos puntos de vista son necesarios'.
A la hora de valorar si la Ley de Igualdad ha contribuido a la incorporación de mujeres a las cúpulas empresariales, Bieto sostiene que las compañías lo están empezando a hacer, 'pero por pura lógica', no porque les empuje la ley. 'Es cierto que cuando entró en vigor la ley hubo mucha preocupación por parte de las empresas, y ahora son muchas las que quieren tener diversidad, no sólo mujeres, en sus consejos, porque entienden que si la mitad de sus clientes son mujeres, es normal que estén también en los órganos de dirección, quieren reflejar la diversidad en todos los sentidos', explica Bieto. 'Las cuotas hacen un flaco favor a la mujer, porque nunca puede saber si ha llegado donde está porque vale o porque hace falta para cumplir esa cuota, no estoy de acuerdo con cualquier medida que no favorezca la competencia, se tienen que juzgar sólo las capacidades'.
Pero las capacidades solas no bastan, o al menos eso parece sugerir la situación de la mujer en los países nórdicos, en los que, a pesar de llevar muchos años incorporadas al mundo laboral, las mujeres no superan el 14% de presencia en los consejos de administración. Mur cree que este techo de cristal cederá con el tiempo. 'La mujer española ha llegado a la universidad de forma masiva hace unos años y al final esa presión acabará reflejándose también en la dirección de las empresas'. Pero, hoy por hoy, la situación no es esa todavía. 'Es cierto, hay menos mujeres en posiciones altas en la universidad y en grandes empresas, la práctica demuestra que los hombres suelen escoger a hombres para estar en los consejos de administración; en las compañías en las que en la cabeza es una mujer hay más mujeres también en todos los niveles', afirma Bieto, quien puntualiza que el ser mujer no ha sido impedimento en su carrera profesional. 'Muchas veces los cargos se deciden por fidelidad y confianza, la mayoría de las veces pesa mucho que haya una relación de amistad previa', apunta Vilanova.
También hay rasgos femeninos que no favorecen el liderazgo, o no al menos como se entiende hoy. 'La mujer suele querer ganar, pero no suele disfrutar viendo perder al otro', afirma Vilanova, que apunta otra característica masculina 'que favorece que el liderazgo recaiga en ellos': 'Siempre están buscando el momento de gloria, ocupar su espacio, y esto se nota en una reunión, el hombre interviene más y la mujer sólo lo hará si cree que tiene algo que aportar'.
Por último, las cuatro asistentes al encuentro insisten en que si la situación de la mujer en el mundo empresarial en España ha mejorado, ha sido por el esfuerzo de las propias mujeres y por el de las empresas, no desde luego por las leyes. 'No creo que las leyes ayuden a la mujer; muchas veces, más que favorecerlas, pueden asustar al empresario', sostiene Bieto. 'Las empresas están haciendo más por la mujer en el día a día que las propias leyes', afirma Mur.
Tres empresas de éxito y con nombre de mujer
Tres de las cuatro mujeres presentes en el encuentro son emprendedoras. Rosa Esteva abrió, junto a su hijo Tomás Tarruella en 1986, el bar el Mordisco en Barcelona. Ese fue el origen de Grupo Tragaluz, que hoy emplea a 650 personas en 13 restaurantes y un hotel, el Omm, en el que se desarrolla la reunión.Carmen Mur fundó en los años setenta una empresa de trabajo temporal, que acabaría siendo comprada por Manpower. Después de 20 años como consejera delegada de la multinacional en España, acaba de ser nombrada presidenta ejecutiva. La plantilla española de Manpower está formada por 900 trabajadores.Por su parte, Nuria Vilanova fundó la agencia de comunicación Inforpress hace 21 años y hoy tiene 160 empleados. Las tres han recibido este año el Premio International Women Entrepreneurial Challenge (IWEC), que conceden la Cámara de Comercio de Barcelona, la de Manhattan y la Federación de Cámaras de Comercio e Industria Indias, con el que se reconoce la labor de mujeres empresarias.Ninguna de las tres dice haber tenido nunca problema en el desarrollo de sus proyectos por ser mujeres. Es la cuarta asistente a la reunión, Eugenia Bieto, subdirectora general de Esade y directora del Instituto de Iniciativa Emprendedora, la que matiza que la mujer no encuentra obstáculos cuando pone en marcha su propio negocio, pero que éstos sí aparecen cuando su carrera profesional se desarrolla en el seno de una compañía ajena.El IWEC premió a otras 12 empresarias de EE UU, India, Sudáfrica, Nigeria, Kenia, Indonesia, Sri Lanka y Tailandia.
Diferencia salarial y capacidad de negociar
Uno de los rasgos femeninos del liderazgo es la predisposición a intentar llegar a un acuerdo, a negociar. Pero esa predisposición que se atribuye a las mujeres no quiere decir que éstas sean mejores negociadoras, al contrario. O al menos, no lo son cuando se trata de negociar su propio sueldo. 'Que los sueldos no sean los mismos en funciones ejecutivas en España demuestra que la mujer no sabe negociar', sostiene Eugenia Bieto, subdirectora general de Esade. 'Una mujer no negocia igual que un hombre, es una cuestión de actitud y hasta de valoración sobre ella misma, parece como si siempre tuviera que estar demostrando lo que vale y no acaba de llegar a admitir que lo vale'.Bieto da clases en grupos de alta dirección en Esade. En una de las clases tiene como alumnos a 22 hombres y 3 mujeres. 'Todavía queda mucho camino por recorrer'. A sus alumnas, a las que califica como 'esponjas', les receta 'formación, formación y formación', para llegar al mismo lugar que un hombre.Por su parte, Rosa Esteva (Grupo Tragaluz) asegura no haber valorado nunca si un candidato era hombre o mujer a la hora de contratar a un directivo. 'La verdad es que me sorprende que a estas alturas alguien se lo pueda plantear, yo lo único que miro son sus capacidades'.Tanto Esteva, como Eugenia Bieto y Carmen Mur son optimistas de cara al futuro. Nuria Vilanova matiza ese optimismo, porque la presencia de la mujer en el ámbito empresarial está aumentando 'demasiado lentamente'. En lo que sí coinciden las cuatro es en la valoración de lo que se ha avanzado. 'Muchísimo, si se tiene en cuenta que no hace tanto la mujer necesitaba un permiso para abrir una cuenta corriente; si miramos el camino recorrido, el cambio ha sido enorme', dice Mur.