De caballero caribeño a oscuro fugitivo
Sir Allen Stanford, acusado de estafar 6.000 millones, en paradero desconocido.
Hasta hace unos días Robert Allen Stanford era un banquero tejano al que la isla de Antigua le otorgó la nacionalidad y el título de sir, caballero. También era un viajero, filántropo, generoso contribuyente de campañas políticas y uno de los mayores promotores del cricket, especialmente en el Caribe. Hoy, el FBI sigue su pista y poco a poco se están empezando a conocer datos cada vez más oscuros de este millonario.
Sir Stanford, de 58 años, está en paradero desconocido desde que esta semana se reveló que como inversor, sus estrategias no andaban muy lejos de las usadas por Bernard Madoff. Ahora se sospecha, además, que blanqueaba dinero para un cartel mexicano de traficantes de droga y varios países del Caribe investigan los activos de este caballero ahora fugitivo.
En puridad, Stanford no puso en marcha un fraude piramidal como Madoff, pero igual que este utilizó el engaño. El tejano vendió fraudulentamente 8.000 millones de dólares (6.300 millones de euros) en certificados de depósito a inversores a los que les prometía seguridad y rendimientos astronómicos, de incluso el 14%. Los empleados de Stanford confiaban a sus clientes que la clave estaba en que el banco, con sede en Antigua, invertía en valores altamente líquidos.
La seguridad estaba garantizada por que las inversiones estaban vigiladas por 20 analistas y las autoridades de la isla.
Según la SEC, era todo falso. El regulador de los mercados de EE UU asegura que las rentabilidades que prometía Stanford son 'improbables o imposibles' y describe el montaje como un 'fraude masivo y chocante de tal magnitud que ha extendido sus tentáculos en todo el mundo'.
En Antigua hay colas de clientes en la puerta del banco para reclamar su dinero y las autoridades de esta isla además de México, Panamá, Venezuela y Perú están tomando posesión de sus activos para seguir la investigación.
Stanford ha estado bajo el radar de los reguladores estadounidenses durante años y ha tenido que hacer frente a multas de varias decenas de miles de dólares por faltas que en conjunto tendrían que haber disparado todas las alarmas. Ahora, tras el escándalo de Madoff los reguladores están afinando. Tanto es así que ayer mismo desenmascararon al último timador de pequeños inversores. Marvin Cooper, un hawaiano de 32 años que desde 2007 hasta el mes pasado captaba capital para invertir operaciones en divisas. Cooper consiguió 4,4 millones de dólares y uno de ellos lo usó para comprarse una casa. Todos los inversores eran sordos y Cooper, también sordo, les conocía en convenciones.