Una UE al unísono
Un vendaval de pesimismo está soplando sobre Europa. Ningún Estado de la UE está protegido del declive económico que estamos experimentando. Pero son los Estados miembros recientemente incorporados los más vulnerables. Los temores sobre el sector bancario en el este de Europa han sido el desencadenante de la caída de los mercados de valores esta semana. La forma de actuar de la UE para ayudar a los miembros del Este será determinante para decidir si la Unión es digna de su nombre (...).
Con la adopción de las normas de la UE y con el fin de estimular el crecimiento económico, los bancos se sintieron confiados a la hora de prestar dinero a sus vecinos del Este. Las empresas y particulares se aprovecharon del bajo coste de los denominados préstamos europeos que los bancos ofrecían tan despreocupadamente. Pero entonces llegó la crisis (...).
Hacen falta grandes estadistas para salvar la economía de Europa y para salvar la Unión. Pero los planes de rescate de los países más industrializados y ricos, con su intención de repatriar las reservas, dejan a los países del Este infradotados. Esta situación se debe parar (...).
Los Estados más pequeños de la UE han sido normalmente los más comprometidos, pero poco pueden hacer si sus poderosos y cínicos vecinos les quitan autoridad.