La ciencia y la empresa

Ni un solo proyecto de investigación sin financiación. Esta es la plausible filosofía que se destila del anteproyecto de la nueva Ley de Ciencia, la prioridad que tiene entre manos la ministra Cristina Garmendia. El borrador del texto legal contiene una especial sensibilidad para que, a pesar de la crisis económica, no haya planes de I+D+i que se queden en la cuneta por falta de fondos. Desde ese ángulo, es acertado que los organismos investigadores puedan asumir cierto margen de endeudamiento, además de acceder a créditos de los Presupuestos Generales del Estado. Es una forma de compensar la merma del presupuesto de Ciencia e Innovación. Las mejoras en las carreras profesionales, los avances en la coordinación y la eliminación de redundancias entre los Organismos Públicos de Investigación (OPI) son otros objetivos deseables, tanto como el imprescindible impulso del acercamiento entre la ciencia y la empresa.