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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un sistema laboral ineficiente

El sistema laboral español es ineficiente'. La sentencia es del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, responsable, entre otras cosas, de advertir de los males que ralentizan la economía española. Ayer cumplió a la perfección con su cometido y lo hizo un día después de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, advirtiese que no se aprobará ninguna reforma laboral sin el acuerdo de los agentes sociales. Es recomendable que las modificaciones legislativas -laborales o de cualquier otra disciplina- sean negociadas y mejor si son pactadas. Pero, sobre todo, lo importante es eliminar sus ineficiencias.

Fernández Ordóñez se mostró ayer valiente y tajante en su análisis, pero también certero cuando apunta que el objetivo es fomentar un trabajo de mayor productividad. Así es como se potencia realmente la estabilidad en el empleo y con ello ganan la economía, las empresas y los trabajadores. Nunca nos cansaremos de repetir que la mejor garantía laboral es que se creen suficientes empleos de calidad. Es una entelequia creer que la estabilidad laboral se deriva de una legislación más o menos rígida, ya que en momentos de crisis el empleo se volatiliza igual. El gobernador también acierta cuando concluye que los mecanismos de la economía española no funcionan de forma adecuada y el ajuste se produce a base de destrucción de empleo.

La gravedad de la crisis urge para afrontar la reforma del mercado laboral, aunque en ningún caso debe provocar cierres en falso, como en anteriores ocasiones. El debate tendrá que acometerse sin apriorismos y sin excluir ningún problema: formación del salario y participación de los trabajadores en los beneficios, ultraactividad de los convenios y negociación colectiva, coste del despido, antigüedad, absentismo, movilidad funcional y geográfica, etcétera. Todos han de ser abordados, pero también reformados, por lo que, si no hay acuerdos, el Gobierno tendrá que legislar. Es su deber. Por de pronto, hay que agradecer al gobernador que haya puesto sin ambages el debate sobre la mesa.

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