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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Urgencia contra ahorro a largo

La crisis financiera internacional ha puesto en cuarentena buena parte de los paradigmas del capitalismo clásico. La crisis económica española está cuestionando también la función de varios instrumentos financieros puestos en marcha, algunos con mucho esfuerzo intelectual, en las últimas décadas. La obsesión del Gobierno por garantizar la protección a quienes puedan ser víctimas directas de la contracción de la actividad ha desatado un rosario de iniciativas de gasto y de modificaciones normativas que deberían ser sometidas a más debate, y que, en todo caso, deben ser coyunturales.

Además de estudiar iniciativas para prolongar la protección por desempleo a los colectivos más dañados por la crisis, tal como ha advertido el presidente del Gobierno, la Dirección General de Seguros ha decidido flexibilizar las condiciones para el rescate anticipado del patrimonio acumulado en los fondos de pensiones en caso de paro prolongado. En concreto, permitirá el rescate de un fondo de pensiones siempre que el partícipe esté en desempleo y haya agotado sus prestaciones de paro, y siempre que en la operación abone los impuestos correspondientes por la plusvalía generada.

Con estos requisitos, parece una posibilidad financiera y fiscalmente aceptable. Pero tiene poco sentido que el Gobierno acceda a convertir un instrumento de ahorro a largo plazo y componente estratégico del sistema de protección contra la vejez, como es el sistema privado y complementario de pensiones, en un aliviadero de una crisis de empleo, por grave que sea. Una medida como esta, por mucho sentido coyuntural que tenga, es un dardo a la credibilidad del tercer pilar del sistema de protección, que tardó muchos años en abrirse camino y que está destinado a compensar en buena parte las debilidades del sistema público de pensiones.

En 2008 el temor a la crisis financiera ya desincentivó las aportaciones a planes de pensiones, que cayeron un 14%. Pero esta medida puede dañar a la industria de los fondos y a las estrategias de inversión de largo plazo con las que diseñan sus productos.

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