¿Por qué anuncian que bajan su salario?

Cuánta gente tramposa hay por el mundo. Y no hablo de aquel que intenta que su niño no pague el billete de autobús diciendo que, a pesar de lo alto que está, tiene menos años de los que realmente ha cumplido. Eso son nimiedades costumbristas si se compara con casos realmente preocupantes, no por las cantidades estafadas, sino por el hecho en sí mismo de engañar. Debe ser algo innato a la condición humana. El presidente de Estados Unidos se había propuesto ser el adalid de la ética dentro de la Casa Blanca. No han transcurrido ni dos semanas desde la toma de posesión de Barack Obama cuando dos altos cargos de su equipo han tenido que renunciar a sus puestos por impago de impuestos. A uno, al secretario de Salud, Tom Daschle, se le había olvidado que tenía que pagar 100.000 euros en impuestos, y la otra, Nancy Killefer, designada para un puesto de responsabilidad en la Oficina de Presupuestos, tenía una deuda de apenas 750 euros por no haber pagado la seguridad social a una empleada de hogar. Todo esto es un problema moral y la sociedad en general tiene una carencia de este tipo de valores. No se sabe muy bien qué es lo que ha fallado, pero algo ha tenido que pasar porque no es normal que en todos los estamentos, y cuanto más altos peor, aparezcan cada vez con más frecuencia este tipo de sucesos.

Ahora se están tomando medidas en algunas empresas que no son más que pequeños guiños al personal de abajo, que es el que realmente lo está pasando mal, el que tiene temor a perder su empleo porque no cobra millonarios bonos y, si esto sucede, la indemnización y el paro que va a recibir le va a servir de bien poco para salir adelante. Por ejemplo, la congelación salarial de los ejecutivos. Está muy bien, pero llega tarde. Lo que no tendría que haber existido son esas desproporcionadas retribuciones, tan por encima de la media del resto de la plantilla de la empresa, que durante años ha cobrado la clase ejecutiva mundial. Y no sirve el argumento de que cobraban en función de los objetivos conseguidos. Deberían haber trabajado a cambio de un buen salario, sin porcentajes en función de los resultados conseguidos. Porque al final se ha visto que por el camino se han perdido las buenas prácticas. ¿Por qué las empresas anuncian ahora a bombo y platillo sus rebajas salariales y antes publicaban de tapadillo sus astronómicas retribuciones entre los renglones de los informes de buen gobierno?