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El deterioro del mercado laboral

Recetas para un aumento en la calidad del trabajo4%

El Banco de España exige vincular más el empleo y la formación

España salió el año pasado de tres lustros de intensa creación de empleo, facilitada por una población mejor preparada para ejercerlo. Las benignas circunstancias del mercado de trabajo por el lado de la demanda han mejorado su calidad, pero, según el Banco de España, eso no se ha traducido en una mejora de la productividad. Un informe publicado en el último boletín del organismo trata de buscar una explicación a ese llamativo hecho.

En los últimos doce años, se ha producido una fuerte mejora del nivel educativo de los trabajadores, que además se centran en el grupo de edad teóricamente más productivo. Al mismo tiempo, la discriminación salarial que sufren tanto las mujeres como los inmigrantes (dos grupos que han incrementado notablemente su participación) ha reducido en alguna medida esa calidad media, aunque el efecto neto, según el Banco de España, es de un aumento de casi cuatro puntos en diez años. Sin embargo, esa mejora no se ha traducido en avances proporcionales de la productividad del factor trabajo.

La explicación del organismo regulador pasa por un desajuste del mercado laboral por el lado de la oferta: la intensa creación de empleo ha llevado a que las mejoras educativas de los empleados no se traduzcan en elevaciones correspondientes en sus salarios, porque los puestos de trabajo no se adecuan a esa mayor cualificación. Tomando en cuenta ese factor y otros menores, el Banco deduce que la calidad real del trabajo ha sufrido un estancamiento desde 1997.

'La existencia de ineficiencias en el funcionamiento general de los mercados se encontraría detrás de esta evolución de la productividad, por lo que su recuperación, esencial para el mantenimiento de tasas de crecimiento elevadas en el futuro, exige la ejecución de políticas de reformas estructurales que eliminen esas ineficiencias'. El Banco de España reclama, así, una reforma laboral que no iría hacia las tradicionales reivindicaciones empresariales de facilitar el despido, sino más bien a exigir una mayor correlación entre la cualificación, el empleo y el salario percibido.

Una comparación entre las contribuciones de los factores productivos al crecimiento de la actividad económica (según el modelo teórico elaborado por el premio Nobel Robert Solow) recoge un deterioro de la aportación de la calidad del trabajo a partir de 2003. Más aún: pese a la fortísima creación de empleo registrada, la contribución del factor trabajo en general cayó casi un punto porcentual entre 2003 y 2006 y el periodo inmediatamente anterior. Mientras, la contribución del capital ha llegado a tomar la delantera, aportando 1,8 puntos el crecimiento del valora añadido.

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