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La cámara de Representantes aprueba el estímulo de Obama sin el apoyo republicano

La cámara de Representantes aprobó ayer el proyecto de estímulo fiscal de Barack Obama. Pero la primera victoria en esta batalla legislativa se saldó con un revés para un presidente interesado en conseguir el mayor apoyo bipartidista posible. Obama se quedó tan lejos como es posible de ese objetivo. Ni un solo republicano votó a favor.

El estímulo fiscal logró el apoyo de 244 representantes y obtuvo el voto negativo de 188. Ni un voto republicano fue favorable y además se registraron 11 votos negativos en las filas demócratas. Con ese resultado, este paquete valorado en 819.000 millones de dólares da su primer y controvertido paso legislativo en el Congreso. Ahora le toca al Senado debatir una medida que ya ha recibido varias enmiendas y ha elevado su coste a cerca de 900.000 millones de dólares.

Se prevé que en el Senado haya una mayor y más diversa aceptación de esta propuesta. En cualquier caso, los textos de ambas cámaras tendrán que conciliarse y votarse de nuevo antes de que el presidente lo sancione con su firma. Los analistas políticos asumen que en el segundo paso por la cámara el voto sea más bipartidista y que Obama pueda firmarlo el día 13 de febrero.

El resultado de la votación es un serio primer revés para el nuevo presidente por parte del Congreso. En un gesto con escasos precedentes, Obama se desplazó el martes hasta el Capitolio para mantener reuniones con los republicanos con el fin de lograr su voto. Su jefe de gabinete, Rahm Emanuel, también mantuvo el martes reuniones con un grupo de republicanos moderados que finalmente no han rendido frutos a pesar de que en el estímulo se preveían 275.000 millones de dólares en recortes fiscales, algo que goza del favor del partido en minoría.

Los republicanos, que presentaron una alternativa basada sobre todo en recortes fiscales y con un coste de 475.000 millones de dólares, consideran que el paquete que votaron ayer es "la típica legislación que está llena de gasto innecesario", en palabras de Cathy McMorris, representante por Washington. Los demócratas limitaron algunas de las propuestas de financiación de planificación familiar contenidas en el estímulo pero no con ello lograron hacerse con la adhesión republicana.

Al partido de la oposición no les gusta que no haya más recortes fiscales y perciben el estímulo no como un empuje temporal (dos años) de la economía sino como el cimiento para una serie de cambios sociales de amplio calado en el país, especialmente en materia de sanidad y educación. En el primer caso, se extienden las prestaciones a los parados garantizándoles a ellos y sus familias la cobertura del Medicaid (el programa subsidiado por el Gobierno para los pobres) o subsidiando la retención del seguro que ofrecía la empresa para la que trabajaba.

Temerosos de que esto suponga la primera piedra de un cambio social que lleve a la cobertura universal de la salud a cargo del Estado, los republicanos han mantenido serias objeciones al programa de gastos.

Además de los desembolsos sociales se contemplan inversiones en infraestructuras y en proyectos de energías renovables que eliminen la dependencia de EE UU del petróleo de importación.

Pese al revés, Obama emitió ayer por la tarde una nota dando las gracias a la cámara de Representantes por votar una legislación que permitirá crear "más de tres millones de empleos". Más aún, el presidente invitó a los líderes de ambos partidos en las dos cámaras a un cocktail en la Casa Blanca esa misma noche.

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