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Tribuna
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Zapatero y el placer de la palabra

El presidente Zapatero se presentó voluntario al examen de TVE para subir nota y lo aprobó. Los primeros puntos de esa prueba arriesgada, que Mariano Rajoy ha aplazado, ya los había conseguido antes de entrar al plató del programa Tengo una pregunta para usted. La recomendación tan útil y difícil de cumplir, que consiste en comparecer en los medios ante una situación de comunicación en crisis, en esta ocasión de comunicación de la crisis, le aportó desde el inicio rentabilidad.

Así que extendiendo la teoría de Marshall MacLuhan en relación al programa de televisión, el medio era el mensaje, pero también la imagen y la presencia de Zapatero ya habían trasladado antes una primera idea fuerza de convicción y seguridad que él mismo reforzó al comenzar, 'estoy aquí para dar la cara'.

Otra de las claves que aportaron eficacia al presidente en su intervención fue la concordancia entre su comunicación no verbal y sus mensajes verbales.

Si los gestos son palabras, Zapatero mostró un rico abecedario no verbal en el que predominó el dinamismo explicativo. Si hacemos el ejercicio de quitar el volumen del televisor durante su intervención podríamos percibir mensajes de apertura, pro actividad, honestidad, cercanía, convicción. Y también tensión, rigidez, autoridad y nerviosismo.

El presidente deseaba conectar con el ciudadano y por eso sus brazos y manos se separaban del cuerpo, fuera de la denominada zona de confort, en gestos resolutivos y pro activos que buscaban la cercanía con el receptor. Una acción que acompañaba, generalmente, con la conexión visual de su interlocutor y que verbalmente expresó mencionando su nombre, interesándose por su sector de actividad y con mensajes emocionales como 'este problema lo siento muy cerca de mí' o 'siento tu angustia y preocupación'.

Uno de los elementos corporales que mostró en más ocasiones fueron las palmas de sus manos en distintas variedades gestuales. Una forma de trasladar honestidad, sinceridad y conciliación a la que también aludió cuando reconoció: 'Tenemos que ser honestos'.

Zapatero también demostró confianza en numerosas ocasiones a través del denominado gesto universal de la capilla. Con las manos y dedos juntos, sin entrelazarlos, y a modo de rezo, repitió esta postura que denota seguridad en uno mismo.

El presidente liberó los nervios y la tensión a través de la cara y la boca. Al hablar mojaba repetidas veces sus labios con la lengua para aliviar la sensación de sequedad provocada por el nerviosismo, que sin embargo no llegó a trasladarse a su voz. El Zapatero más tenso aparecía generalmente al escuchar preguntas difíciles. Entonces juntaba los labios y apretaba la mandíbula, en un gesto que trasladaba dureza, seriedad y preocupación. También en ocasiones, al escuchar alguna pregunta compleja, mostró signos de autoridad en el gesto marcial tan característico de pasar revista y que consiste en juntar las manos en la espalda mientras se permanece de pie.

Con la prudencia necesaria sobre la fiabilidad de las encuestas, la que hizo Metroscopia apunta que la intervención de Zapatero obtuvo una nota de 6 sobre 10 y que el 74% de los ciudadanos aprobaron su examen. Revela también que tras el programa se reforzó la percepción de algunos valores del presidente como la 'confianza', 'capacidad convencer', 'conciliación', 'capacidad de resolución de la crisis' o 'sinceridad'.

El presidente Zapatero aprovecha con eficacia su imagen y su telegenia y en televisión se siente seguro y 'cómodo', tal y como expresó al terminar el programa. En la línea argumental del semiólogo francés Roland Barthes, que defendía en la obra El placer del texto la emoción que produce la lectura, podríamos interpretar, desde un punto de vista psicológico, que Zapatero, como otros líderes políticos, podría sentir una emoción al expresar sus convicciones y trasladar sus mensajes. Algo que podríamos denominar como el placer de la palabra. Una emoción que nos puede resultar muy eficaz, de la que nos podemos retroalimentar y que nos ayuda, como emisores, a trasladar convicción, confianza y seguridad.

Daniel Rodríguez. Director de 6W Comunicación

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