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Debate abierto. El valor del medio ambiente
Tribuna
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Ecológico, pero rentable

¿Un nuevo motor económico?. Las energías renovables y las tecnologías medioambientales ganan peso en España y los expertos las señalan como nuevo motor para salir fortalecidos de la crisis. Pero no todos los implicados tienen tan claro que desde el Gobierno se esté haciendo lo suficiente para apoyarlos

Quién nos salvará de la crisis? ¿Será posible encontrar un sector empresarial que sustituya a la construcción en impulso económico e inversor?, ¿y que además aporte competitividad al país? Los expertos señalan a sectores con mucha aportación de I+D como los más necesarios para salir de la mala racha, entre lo que se puede citar a las tecnologías de la información y la comunicación, la biotecnología y las energías renovables. Excepto las TIC, estas industrias son emergentes, de empresas pequeñas y con necesidad de mucha inversión para I+D.

Con esta situación tan incipiente, ¿es posible que las energías limpias sirvan de motor para salir de la crisis? Al fin y al cabo, contaminar ya no está bien visto, cuesta dinero y credibilidad empresarial y tener una empresa de tecnologías limpias es una buena carta de presentación. Volviendo a citar a los expertos, una manera de superar la crisis financiera fortalecidos.

Pero, ¿es este sueño posible? Si atendemos a las manifestaciones públicas del Gobierno y las empresas, parece que todos creen en ello. La secretaria de Estado para el Cambio Climático, Teresa Ribera, aseguró en un encuentro con la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) que 'el sector de las energías limpias no es una industria en la que la complejidad económica en la que nos movemos se tenga que dar con mayor virulencia. Muy al contrario, estas empresas se han convertido en directrices y objetivos en los que hay que invertir para activar la economía y para obtener fuentes de suministro energético más seguras y accesibles'.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, incluyó este compromiso en su programa electoral afirmando que 'nuestra apuesta por las energías renovables, que tanto está fortaleciendo a una parte de nuestro sector productivo, ha de continuar'.

Incluso el nuevo presidente de EE UU, Barack Obama, hizo hincapié en su discurso de investidura en la importancia mundial de las energías renovables. El propio Obama, en una intervención pública previa a iniciar su mandato presidencial, puso a España como ejemplo de desarrollo e integración de las energías renovables. Múltiples apoyos y en las más altas instancias. Sin embargo, fuentes relacionadas con los distintos sectores renovables no están tan convencidos. Su experiencia es que 'oficialmente, sí pero en la práctica, son más bien neutrales' en el mejor de los casos.

La experiencia demuestra, sin embargo, que es posible que una industria de estas características madure gracias al apoyo de un marco legislativo positivo y estable. La energía eólica se ha hecho fuerte en España, convirtiendo al país en la tercera potencia mundial sólo por detrás de Alemania y Estados Unidos. A falta del cierre definitivo de los datos del año pasado, la industria generó hasta 2007 unos 45.000 empleos. Y no sólo generan riqueza dentro de las fronteras españolas. Los promotores eólicos han instalado fuera de la península unos 8.500 MW, la mitad de todo lo instalado en España hasta 2007. España tiene, no sólo en energía eólica, una oportunidad de oro de convertirse en líder absoluto de las tecnologías renovables en el mundo y pujar porque las regulaciones mundiales se acojan a su movimiento ecológico.

Sin embargo, el miedo a la especulación, a que se aprovechen las mejores primas para sacar buen rendimiento económico en lugar de para impulsar una industria, les está pasando factura. El boom de la energía solar fotovoltaica en el último año, que incrementó un 435% su potencia instalada en el último año, ha hecho revivir las críticas. A falta de los últimos datos oficiales de la Comisión Nacional de la Energía, las primeras estimaciones marcan que el sector cerrará el año con una capacidad instalada de entre 3.200 y 3.700 MW. El Gobierno había fijado en el Plan de Energías Renovables 2006-2010 una potencia máxima para instalar de 400 MW fotovoltaicos para 2010. Con estos datos, comenzaron las sospechas de fraude sobre el sector al que algunos tacharon de 'nueva burbuja inmobiliaria'. La fotovoltaica española se enfrenta ahora a una legislación más restrictiva del mercado y que ha paralizado el sector durante el último trimestre de 2008. Su futuro está fuera de España.

Los biocarburantes se las han visto aún peor en el último año. Después de ser alabados como precursores del transporte ecológico, fueron después acusados de interferir en el precio de los alimentos y ser responsables del incremento del hambre en el mundo. Las empresas españolas han pasado dos años prácticamente paradas por el daño que les hacían las importaciones de biodiésel de EE UU, subvencionadas en origen y a su llegada a Europa. Ahora, una Orden Ministerial impide la doble subvención en España pero la UE ha rebajado el mínimo exigido de introducción de biocombustibles en su Directiva de Renovables.

Las industrias tradicionales no son ajenas al fenómeno ecológico y menos las que están adscritas al mercado de derechos de emisión de gases contaminantes. Sobre ellas, recae el peso de introducir en sus procesos la mejor tecnología disponible para reducir su contaminación el máximo posible. Si no, pagarán el precio por cada tonelada de gas contaminante. El Gobierno descartó incentivar fiscalmente a las empresas que reduzcan sus emisiones.

Entonces, ¿pueden ser motor o no? ¿Es lícito que unos sectores reciban una serie de buenas señales gubernamentales que luego no son tan buenas en forma de ley? ¿O es que estos sectores han sobreexplotado una positiva regulación, que buscaba dar el primer impulso a una industria naciente? ¿Son caras, necesarias o ambas cosas?

Siendo realistas, las energías renovables son necesarias y más desde el punto de vista de España y de su dependencia energética. Para conseguir sol o viento, no dependemos de nadie. Todo tipo de ayuda es positiva y provoca una red industrial y empresarial fuerte y competitiva como la que realmente está surgiendo en España, imprescindible en esta crisis.

El apoyo, sin embargo, no debe respaldar de ningún modo el fraude ni permitir que los especuladores malversen una buena herramienta. La lucha contra este delito debe continuar con dureza para no ensuciar el nombre de estas energías limpias. Sobre todo porque el dinero de las primas sale del bolsillo de los españoles.

Pero es posible que la prima no sea la única solución. Las industrias ecológicas necesitan reducir sus costes, ser competitivas en precio con los combustibles fósiles, incrementar la productividad para evitar la deslocalización hacia países más laxos en sus prohibiciones de contaminación. Y eso se traduce en inversión en I+D. La investigación pública, que tanto bien hace a otros sectores como el farmacéutico, puede ayudar a solventar estas necesidades de las compañías.

La respuesta ya está dada, sin embargo, y no hay marcha atrás. Una industria más verde es una realidad innegable y es responsabilidad española colocarse a la cabeza.

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