Plan europeo para el automóvil
Todos los fabricantes mundiales de automóviles están sufriendo la virulencia de la crisis. Las ventas se han desplomado y las campas de almacenamiento rebosan de coches sin vender. Sólo en España hay aparcados más de 400.000 coches a la espera de comprador. Los Gobiernos de los países productores han aprobado planes de ayuda con el fin de frenar la caída de actividad de sus factorías nacionales y evitar que más trabajadores vayan a las listas del paro. Sin embargo, esta situación parece más bien una ilusión que no conduce a ninguna parte. La capacidad de producción sobrepasa con mucho las necesidades actuales de la demanda y es un sinsentido fabricar coches que no se pueden vender. Además, hay unidades que se pueden quedar obsoletas ante las nuevas demandas ecológicas de los clientes.
España, Francia y otros países exigen a sus empresas que mantengan intacta la capacidad productiva dentro de sus fronteras si quieren acceder a las ayudas. Los Gobiernos deben velar por los intereses de las empresas y sus trabajadores, pero no lo harán si caen en un cortoplacismo inútil. La UE debe tener miras más amplias y garantizar no sólo la supervivencia, sino el fortalecimiento del sector a largo plazo. Por eso, frente a los esfuerzos nacionales -que a veces llegan a ser antagónicos-, la UE debe promover un plan coordinado. De no ser así, España y otros socios con importantes fábricas, pero sin capacidad de decisión, saldrán perjudicados frente a Francia, Alemania o Italia, donde están los cuarteles generales de los grandes grupos europeos. Y es que el problema del sector va más allá de una crisis de demanda producida por la recesión económica. Se encamina a cambios tan profundos que está abocado a reinventarse tanto desde el punto de vista de su organización como del mismo producto.
Por ello, son más interesantes acuerdos como el alcanzado entre la italiana Fiat y la americana Chrysler, dos grupos que a sus debilidades van a oponer un proyecto común y complementario. Esa puede ser una manera inteligente de afrontar la crisis.