Merrill Lynch apuesta por los valores defensivos para 2009
La gestora de patrimonio de Merrill Lynch considera que los sectores más atractivos para la inversión en renta variable en 2009 son los defensivos y en concreto el de salud, según indicó el miércoles Gary Dugan, director de Inversiones de Clientes Privados para Europa, Oriente Medio y África (EMEA) del banco estadounidense.
En un encuentro para presentar las perspectivas de la gestora en 2009, Dugan dijo que favorecían las "compañías grandes, con solidez de balance, es decir poco endeudadas o con un apalancamiento razonable".
En el contexto actual de incertidumbre por la crisis financiera y la mayor recesión desde los años treinta, Dugan destacó que Merrill Lynch apuesta por la "prudencia" y advierte de que "porque 2008 haya sido un año muy malo (en renta variable) no quiere decir que este año vaya a ser un año bueno".
Para que se produzca el ansiado rebote, Dugan consideró fundamental que se deshaga el elevado apalancamiento de las empresas y de los consumidores de los últimos diez o quince años, y cree que "los resultados empresariales podrían caer hasta un 60% con relación a sus picos", alcanzados a principios de este siglo.
"Podríamos decir que los precios ya reflejan un descenso del 40% (en los beneficios empresariales con respecto a sus niveles más altos), por lo que todavía queda margen a la baja", explicó.
Además, señaló que la sangría que se ha visto en las cotizaciones de los grupos financieros estos días es prueba "de que los bancos centrales no han solucionado todavía los problemas que afectan al sector financiero".
Por todo ello, en Merrill creen que "seguramente toquemos de nuevo los mínimos" alcanzados entre octubre y noviembre" y en cualquier caso recomiendan "invertir en las caídas" durante lo que queda de año.
En cuanto a los remedios para la crisis, Dugan insistió en que todavía no se han realizado los esfuerzos necesarios por parte de los gobiernos, con medidas fiscales, avales o inyecciones de liquidez.
En concreto, "los gobiernos pueden tener que tomar en consideración paquetes fiscales sustanciales por un valor de entre el 2% y el 5% del Producto Interio Bruto, que contribuyan a poner en marcha sus economías y mejoren la falta de confianza de los consumidores y las empresas".
Asimismo, cree que pese al retraso inicial en los recortes del precio del dinero, el Banco Central Europeo "se verá presionado para bajar los tipos de interés a cerca del cero por ciento", siguiendo los pasos de las demás grandes instituciones monetarias.
Este fuerte recorte en el precio del dinero contribuiría además a alejar la amenaza de la deflación, que según Dugan plantea un "riesgo mucho mayor de lo que muchos esperaban", teniendo en cuenta el ejemplo de caída persistente de los precios en Japón durante casi una década.
En cuanto a los planes de estímulo económico, Dugan cree que "los Gobiernos europeos no han hecho más que empezar a entender los problemas, de modo que veremos otra ola de programas de ayuda próximamente".
Ajuste en el sector de la vivienda
El actual ajuste de los precios de la vivienda en España será más "duro y prolongado" que en el resto de países occidentales, debido a que el crecimiento de los precios y los créditos fue mayor en España en los años anteriores al pinchazo de la burbuja.
Por contra, para Estados Unidos o el resto de Europa occidental pronosticó una recuperación en los precios inmobiliarios al final de 2009, tras una "corrección masiva" en la primera mitad del año.
Asimismo, Dugan señaló que, debido a la mayor dependencia de España del sector de construcción, el ajuste económico será más prolongado y previó un descenso del 2% en el PIB español en 2009, con crecimiento nulo el año próximo.
Sobre el debate en torno al escaso margen de maniobra de España por la pertenencia al euro, opinó a título personal que "España necesita el control de su divisa" y comentó que "la penalización por estar fuera del euro no es tan grande ahora como hace unos años".
En todo caso, "se trata de un debate necesario que se acentuará en un periodo de dos o tres años a medida que la destrucción de empleo haga mella en la opinión pública y las voluntades políticas".