Obama pide ambición y optimismo para 'rehacer América'
El 44 presidente dice que EE UU está preparado para liderar el mundo 'una vez más'.
Aguantando temperaturas bajo cero, una entusiasmada marea humana inundó ayer Washington. Unos dos millones de personas quisieron ser testigos ayer del histórico juramento como presidente de Barack Obama quien en su discurso de inauguración habló de un país en guerra y de una economía 'muy debilitada a consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de parte de algunos'. Pero no se quedó ahí en su análisis. La crisis, en su opinión, nace también del 'fallo colectivo para tomar decisiones duras y preparar a la nación para una nueva era'.
En una ambiciosa e inspiradora alocución de casi 20 minutos, Obama habló de la responsabilidad común y de acciones atrevidas y rápidas. El presidente que, nervioso hasta el punto de olvidar las frases protocolarias, había prestado juramento minutos antes, dijo que 'el tiempo del rechazo al cambio, de proteger intereses especiales y dejar para más tarde decisiones duras, ha pasado'. Ante la multitud que se daba cita en el Mall de Washington, millones de personas que seguían el acto a través de la televisión en todo el mundo y con el Monumento a Abraham Lincoln enfrente, Obama pidió solemnemente a los americanos que desde hoy por ayer 'nos levantemos, nos sacudamos el polvo y empecemos de nuevo el trabajo de rehacer América' bajo 'una nueva era de responsabilidad ciudadana'.
El presidente animó al país a recuperar su optimismo tras admitir la existencia de una crisis de confianza, 'un molesto temor de que el declive de América es inevitable y de que la próxima generación debe rebajar sus miras'. Ante ello, dijo que 'los retos son reales, serios y muchos' y no será resueltos ni fácil ni inmediatamente. 'Pero sabed esto, América, los resolveremos, con trabajo duro, honestidad y tolerancia'.
'La cuestión que nos preguntamos hoy no es si el Gobierno es muy grande o muy pequeño, sino si funciona'
El dirigente prometió acción 'audaz y rápida' con respecto a la economía 'no solo para crear más empleos sino para sentar los cimientos de un nuevo crecimiento'.
Como llamada de atención a las críticas que su estímulo fiscal y piedra angular de su acción económica puedan despertar entre sus opositores, Obama advirtió que los argumentos que han enzarzado a progresistas y conservadores sobre si el Gobierno es demasiado grande o demasiado pequeño, se han acabado. 'No son ya de esta época', sentenció. Según Obama, lo que hay que debatir es si el Gobierno funciona, 'si ayuda a las familias a encontrar trabajo y un salario decente, sanidad que puedan permitirse y una jubilación digna'. El nuevo presidente también movió otro de los pilares que con más fe defendió su predecesor, George Bush, el sistema libre mercado y la desregulación. Obama lo defendió por su capacidad para 'generar riqueza y expandir la libertad' pero hizo constar que la crisis ha recordado que hay que vigilarlo porque 'se puede escapar del control'. Por si hiciera falta más recordatorios de ello, las Bolsas se desmarcaron de los fastos de Washington anotándose otro día de pérdidas.
Los inversores, siempre preocupados para que en el estímulo fiscal se introduzcan recortes de impuestos, oyeron decir en el discurso que una nación 'no sólo puede prosperar cuando sólo se favorece a los prósperos', una frase que afirma el compromiso de una mejor distribución de la riqueza por parte del nuevo Gobierno.
Crítico de la guerra en Irak, Obama, rompió otra vez con el legado ideológico de Bush al anunciar el repliegue de Irak y afirmar que el poder de la fuerza no puede 'ni protegernos ni nos da permiso para hacer lo que queramos'. 'Rechazamos la falsa elección entre nuestra seguridad y nuestras ideas', explicó con determinación un Obama que, consciente del eco de sus palabras dijo que América es 'amigo de cada nación, cada hombre, mujer y niño que busque un futuro de paz y dignidad y estamos preparados para liderar una vez más'.