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Tribuna
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Tres escenarios posibles para la gran potencia mundial

En vísperas ya de que Barack Obama tome posesión como presidente de Estados Unidos, cristaliza lo que muchos han querido entender como una muestra más de que el sueño americano es posible. Sea cierto o no, de lo que no cabe ninguna duda es de que Obama tiene por delante un trabajo de gran envergadura para devolver a la maltrecha economía americana el vigor y la fuerza de otras épocas. A nuestro entender, tres son los posibles escenarios que se encontrará.

El primero de ellos podría resumirse como besos y abrazos para todo el mundo. El presidente electo ha prometido hacer todo lo posible para sacar a Estados Unidos de la recesión. Gasto en infraestructuras, tipos de interés a cero, TARP y otras políticas empezarán a permitir que Estados Unidos salga de su situación actual en la segunda mitad de 2009. Si esto funciona, deberían empezar a preparar un espacio para su efigie en Mount Rushmore (santuario nacional americano que rememora a los cuatro presidentes más importantes de Estados Unidos -Washington, Jefferson, Roosevelt y Lincoln-.

Otra posibilidad sería una vuelta a los años treinta, escenario en el cual la intervención gubernamental (incluyendo una regulación más estricta en el sector financiero) fracasaría en su intento de frenar el derrape hacia la deflación y los tipos de interés dejarían de servir como herramienta de política monetaria. Esto conduciría a una dinámica constante de quiebras y mayor desempleo: el escenario macroeconómico del fin del mundo que actualmente está recibiendo tanta cobertura mediática.

Finalmente, la tercera posibilidad sería una economía pasada de rosca, en la que aquellas políticas y promesas de gastos que están siendo ahora puestas en práctica funcionan un poco demasiado bien, trayendo otra vez un ambiente inflacionista que al final conducirá a una nueva burbuja y a un nuevo ciclo de auge y contracción en tiempo récord.

¿Qué pronóstico es el más probable? Podríamos argumentar fácilmente que todos ellos son todavía posibles. Sin embargo, cuanto mayor crédito se le da al escenario del fin del mundo, más cómodos nos sentimos de pensar que éste no va a suceder, al menos no durante este ciclo concreto.

Por nuestra parte, nos inclinamos a pensar que, en el balance de probabilidades, las medidas anunciadas este año (incluyendo un paquete de estímulo económico actualmente valorado en 850.000 millones de dólares, pero que podría superar el billón de dólares) empezará eventualmente a funcionar. No obstante, las políticas de Obama crearán perdedores y ganadores y algunos sectores empezarán a sentir una compresión si las iniciativas vienen envueltas dentro de una estructura regulatoria más estricta.

Volviendo a nuestra perspectiva bottom-up, uno de los aspectos más positivos de la actual crisis ha sido que hemos podido adquirir empresas que estaban previamente fuera de órbita en términos de valoración. Cuando una empresa que funciona bien y satisface todos los requisitos (en términos de potencial de crecimiento, fortaleza del balance, experiencia de gestión y cuota de mercado) se vende a un PER de 16x, habiendo cotizado previamente a un PER de 28x, hay que intentar mirar más allá del corto plazo y considerar el potencial a largo plazo. Sin embargo, las estimaciones de beneficios para este año todavía parecen demasiado altas. La mayoría de los analistas son notoriamente lentos a la hora de ajustar sus previsiones, lo que finalmente se traduce en un lento goteo a la baja hasta que se alcanza un consenso más realista sobre los beneficios.

En definitiva, los pasados 12 meses han dejado una procesión de eventos dramáticos que hubiesen sido considerados como impensables en años previos. Sería insensato predecir que el nuevo año no traerá consigo su propio conjunto de desafíos y sorpresas. Nos inclinamos a pensar, pues, que desde ahora, siempre que las estimaciones de ingresos se vuelvan más realistas durante el primer semestre de 2009, hay más potencial de mejora que de caída en las acciones americanas.

Gestores de Henderson Global Investors

Cuanto mayor crédito se le da al escenario del fin del mundo, más creemos que éste no va a suceder

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