Un mercado para una nueva era
Seguridad y posiciones defensivas ante la incertidumbre.
Los analistas recomiendan mucha cautela en un año lleno de incertidumbres y que podría mantener unos niveles de volatilidad no demasiado alejados de los registrados en el ya histórico 2008. Robert Doll, jefe de estrategia de BlackRock, advierte que es posible que en el actual ejercicio haya 'múltiples rallies de dos dígitos porcentuales y caídas de igual impacto'. El plan de estímulo fiscal será fuente de buenas evoluciones por las fuertes inversiones que se prevén por parte del Gobierno en sectores como la construcción y las energías alternativas. Con todo, los analistas, que no siempre se ponen de acuerdo, en lo que coinciden es en recomendar cautela y apostar por valores de calidad (empresas con balances saneados y cierta independencia económica). Estos son algunos de los sectores a tener en cuenta.
Tecnologías médicas
El sector de la salud es uno de los sectores defensivos en EE UU. Aunque el plan de Barack Obama para reformar el ineficiente e insuficiente sistema sanitario pueda tener un cierto impacto en el sector de los seguros a largo plazo, la posible reducción de costes y la ampliación de la cobertura médica no es necesariamente una mala noticia para el sector.
Para los analistas más conservadores, los sectores favoritos son los de los fabricantes de productos de baja tecnología y demanda incluso en malos tiempos, como instrumentos de cirugía poco invasiva o productos genéricos. En el otro extremo para el inversor de corto plazo se encuentra la biotecnología.
Construcción
El plan de Obama prevé una inversión de 90.000 millones de dólares en infraestructuras, por lo que los analistas están empezando a recuperar el gusto por los valores de lo que le llaman la construcción heavy. Muchas de estas empresas del sector han visto sus títulos depreciarse tanto en 2008 (un año en el que el desempleo en el sector ha superado con creces la media) que aunque no existiera la billonaria inversión, todavía se consideraría atractivo.
Energías alternativas
No todos los analistas creen que este sector en su conjunto vaya a despegar por el hecho de que la inversión se estimule con el paquete fiscal de Obama. Richard Yamarone, director de análisis económico de Argus Research, decía la semana pasada que si se mantienen los actuales precios del crudo, el etanol y los proyectos petrolíferos de Canadá estarán acabados. Aunque los analistas suelen favorecer a las empresas de energía solar, eólica y nuclear, otras como la geotermal o hidráulica además de la de los biocombustibles pueden tener un año lleno de sobresaltos. En general, se considera a este un sector especulativo.
Defensa
El mal año del mercado no ha sido tan malo para las compañías de defensa, seguridad nacional e incluso aeroespacial. Al ser el Gobierno su principal cliente la situación económica, la deflación y la crisis bancaria les afecta mucho menos. Además sus balances, saneados, sugieren que habrá crecimiento a lo largo de 2009.
'Telecos' y eléctricas
De vuelta a los valores defensivos, a los inversores les gustan los títulos de las empresas de telecomunicaciones y eléctricas, porque aunque sus beneficios puedan ser planos durante unos años, ahora mismo están muy devaluadas. Por lo demás, son valores que procuran buenos dividendos, cuando esto no va a ser la norma, y ofrecen seguridad en años de extrema volatilidad como la que se prevé.
Consumo
Es el sector más perjudicado por una crisis que se prevé larga, porque el empleo no se va a recuperar al mismo ritmo que lo haga la economía y se cuenta con que se dispare una tasa de ahorro que durante años ha sido negativa. El director de análisis económico de Merrill Lynch, David Rosenberg, advierte que llegan los años 'de la frugalidad'. 'Estamos viendo cambios épicos en la forma en la que la gente mueve su presupuesto y su actitud con respecto a la deuda'.
Dentro de todo, los inversores pueden anticipar mejor situación en las empresas que hacen productos que el público necesita (no tanto los que desea) y un cierto impacto positivo en los costes de las empresas por las caídas de los precios de las materias primas.