Doce vinos, doce meses, doce estilos
Sensaciones y aromas para todos los gustos. Algunas propuestas sugerentes para beberse a tragos este 2009.
Todo un largo año por delante. Doce largos meses para disfrutar de una buena copa de vino que acompañe comidas o cenas, aperitivos o tapeos. Se inicia un nuevo curso gastronómico marcado por la sombra negra de la crisis y la expectación de lo que deparará el futuro, pero quizás en un momento como éste convenga hacer caso al sabio refranero popular: 'al mal tiempo, buena cara', o mejor, buen vino.
Resulta complejo elegir doce vinos -uno para cada mes del año que se estrena- entre la amplia oferta existente en el mercado. Gustos, variedades, estilos, una enorme riqueza enológica que puede confundir al consumidor. Pero hay valores seguros. Y argumentos de peso. Uno muy claro es adecuar el consumo del vino a la estación del año y la comida que requiere cada ocasión. Durante el invierno los tintos sobresalen por sus aromas y sabores complejos, por su profundidad. Según varía el termómetro van apeteciendo vinos más ligeros, y el verano es claramente la temporada perfecta para tomar elaboraciones más frescas, ya sean blancos, rosados o cavas. Con la cocina otoñal vuelven de nuevo las armonías con tintos. La caza, las setas, los guisos, piden estructura, tanicidad, potencia.
En base a estas directrices, y sin olvidar la calidad, hemos seleccionado doce botellas muy recomendables para 'beberse' este 2009. Hay un poco de todo: novedades de reciente aparición, clásicos que se actualizan, vinos poco conocidos pero singulares, de zonas emergentes o consagradas, de producciones pequeñas o grandes bodegas, de pago, de autor. Un abanico, en fin, que refleja lo que hoy en día es el mundo del vino español. Todo esto también se traduce en los precios. Aunque no hay ninguno excesivamente gravoso, algunos resultan francamente asequibles. En cualquier caso, la relación calidad-precio es siempre satisfactoria.
Rioja, Ribera del Duero, Priorato, son propuestas indiscutibles si se buscan vinos con cuerpo y crianzas en barrica, opciones que pasan también por bodegas de Tarragona y de Castilla-La Mancha o Castilla y León (en nuestro caso un vino de Pago y uno de la Tierra). En blancos, un gallego de Rias Baixas, o un godello, pero de El Bierzo, con paso por madera y mayor complejidad, ambos novedosos. Un rosado de tempranillo, versátil y fácil de beber (un ribera, porqué no), y en espumosos, la DO por excelencia, Cava, pero con un coupage original. Pasen y prueben.