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Tribuna
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2009 debe nacer con vocación de diálogo

La crisis agrava el desempleo. Los datos de paro registrado y afiliación en 2008 han confirmado los peores pronósticos sobre la evolución del mercado laboral español, que suma ya 3,1 millones de desempleados. Los autores analizan la evolución de dichas cifras, así como lo que cabe esperar para este año.

Corría el primer trimestre de 1994 cuando el número de desempleados alcanzaba la cifra histórica de 3.932.900. Han pasado 15 años de aquella fecha y nuestro mercado laboral parece acercarse a pasos agigantados a tan negativa cifra: 2008 cierra el ejercicio con 3.128.963 de trabajadores sin empleo (incremento interanual del 47%) y no hay ningún indicio que permita pensar que se va a invertir esta tendencia.

La estimación del Ejecutivo de finalizar 2009 con una tasa de paro cercana al 12,4% parece de difícil cumplimiento a juzgar por las previsiones realizadas por organismos oficiales e instituciones de carácter privado. La Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) sitúa esa tasa en el 15,9% a final de año, mientras que la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (Agett) prevé alcanzar los 4 millones de desempleados a finales de 2009 y una destrucción de empleo superior al 4%.

El mercado laboral es de los últimos eslabones en reaccionar cuando tiene lugar un cambio de ciclo positivo, por lo que si tomamos como referencia la más optimista de las previsiones, parece claro que no se empezará a notar una mejoría notable hasta principios de 2010. Hasta entonces, el indicador laboral de comunidades autónomas (ILCA) elaborado por IESE y Adecco prevé que la crisis económica eliminará en el primer trimestre de 2009 los empleos creados durante 2007 y la primera mitad de 2008.

La hipótesis más probable es que continúe cayendo el número de varones ocupados y que, por el contrario, siga en aumento el contingente de mujeres con empleo aunque su avance será más lento. En el primer trimestre de 2009 se encadenarán cuatro trimestres consecutivos con una pérdida interanual en la cantidad de hombres ocupados.

En todo caso, no podrá evitarse un nuevo aumento de la proporción de mujeres activas desempleadas, que será de un 14,2% en marzo próximo (subida interanual de 2,2 puntos porcentuales), su nivel más alto desde finales de 2004.

Mientras que hasta el momento la destrucción de empleo se había centrado en la construcción y el sector servicios, y en consecuencia había afectado a los perfiles de menor cualificación, en los próximos meses la pegada de la crisis en el mercado de trabajo será global y los mandos intermedios y directivos también se verán afectados, encontrándonos con un nuevo fenómeno en las colas de Inem en lo que ha venido a denominarse parados con corbata.

A falta de un sector que supla el vacío dejado por la actividad de la construcción, en 2009 todas las miradas estarán puestas en el sector industrial, del que se espera que sea capaz de aumentar la productividad y arrastrar consigo al resto de sectores para volver a incrementar la contratación de trabajadores.

Independientemente de que se alcance la cifra de los 4 millones de desempleados, se supere o el dato sea ligeramente inferior, la magnitud es, en sí misma, suficientemente importante como para poner en marcha todos los mecanismos y resortes necesarios para ayudar a las personas que se han quedado en paro a salir de esa situación. Mecanismos que pasan por la flexibilidad laboral, la fiscalidad de las empresas, la formación o la llegada del crédito a las pequeñas y medianas empresas.

Hasta la fecha se han activado y propuesto por el Gobierno diferentes medidas anticrisis, pero resulta evidente ante la magnitud del problema que hacen falta más, dado que en cualquier caso las actuales medidas previstas, de producir efectos, éstos no se dejarán apreciar hasta bien entrada la segunda mitad del año, por lo que de no activarse nuevos resortes dirigidos al mercado de trabajo y al mundo del empleo, el deterioro del mismo será mucho más intenso.

Por ello, resulta imprescindible y urgente activar y concluir los debates abiertos en las mesas de diálogo social, promover las políticas activas de empleo pertinentes y contar con todos los recursos públicos y privados disponibles para reducir el tiempo de permanencia en las listas del paro y fomentar el empleo.

El debate no radica tanto en garantizar los derechos de prestación por desempleo, esto se da por supuesto, sino qué hacer para que las personas encuentren un nuevo empleo, es decir, cómo ayudar a las empresas para que tengan confianza, no despidan a sus trabajadores y, o bien que las personas no estén en el paro o, si tienen que estar, que sea por el menor tiempo posible. Por ello, hace falta que todos, tanto desde la esfera pública como también desde la privada, trabajemos juntos y aprovechemos todos los recursos disponibles. Este es el gran reto que está sobre la mesa.

Santiago Soler. Secretario general de Adecco

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